miércoles, 23 de diciembre de 2009

Y SÉ QUE TENGO QUE IRME

Pintura de Mark Tansey
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Tengo que irme. Ha sucedido algo. Es algo que hace que tenga que irme. No es algo bueno, tampoco malo, tan sólo es algo que hace que tenga que irme. Así que acabo de hacer la maleta. No es una maleta grande, tampoco me atrevería a decir que sea una maleta pequeña, creo que tiene el tamaño justo para no tener que facturarla. Pero no estoy seguro. Me digo que pronto la agarraré y saldré por la puerta. Una vez en la calle, cogeré el taxi al que acabo de llamar. Me llevará al aeropuerto. Así lo haré porque tengo que irme, no porque quiera hacerlo. A veces las cosas son como son, otras no, otras veces las cosas no son como son ni como deberían ser. Pero esta vez sí, esta vez tengo que irme. Es así. Nada puedo hacer ya por evitar marcharme. La maleta en la puerta, el taxi en la calle, el avión en el aeropuerto, todo listo para irme, para abandonar este texto de una vez por todas. Sé, de buena tinta, que este texto es lo único que podría evitar que me fuese. Si siguiese escribiendo, no me marcharía. Si siguiese escribiendo, terminaría por perder el taxi. Si siguiese escribiendo, perdería también el avión. Pero tengo que irme y debo dejarme de tonterías, he de levantarme y apagar este cacharro en el que escribo. ¿Por qué no lo hago? ¿Por qué sigo aquí? Miro la maleta, en la puerta, grita mi nombre, jadea, quiere salir de paseo. Oigo un coche que pita con insistencia, supongo que será el taxista, impaciente, en la calle. La maleta, el taxi, el avión, crujen dentro de mi cráneo. Hacen cras, cras. También hacen crik, crik. Pero yo continuo escribiendo todo esto sin saber hacia donde me llevará. Desde luego no me llevará al aeropuerto, eso seguro. Erre que erre, sentado ante la pantalla, tecleando con una insistencia enfermiza, sin saber por qué. Pienso de nuevo en que tengo que irme, sin dilación. No debo demorarme ni un segundo más. Cuando uno tiene que irse se va. No pierde el tiempo con estúpidas elucubraciones, ni con textos cojos, tullidos, que se arrastran sin gracia alguna. Cuando uno tiene que irse se va, y yo, ahora, tengo que irme.

Así que dejo de escribir.

Durante unos segundos.

Escribo ahora intermitentemente.

Pensando en marcharme.

Pero sigo aquí.

Haciendo una vez más el idiota.

Como si nada.

Y sé que tengo que irme.

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Pintura de Mark Tansey


4 comentarios:

entrenomadas dijo...

Irse o volver es a veces lo mismo.
Hagas lo que hagas...vuelve.
Kisses,

Marta

bambu222 dijo...

¡Que agobio!,lo de tener que irse es un rollo sobre todo cuando te noto ansioso por seguir escribiendo así que vuelve pronto y ponte de nuevo a tu tarea.Saludos y Feliz Navidad.

ÁLEX NORTUB dijo...

La verdad es que no me he ido, estoy aquí, escondido, detrás de la cómoda del pasillo. Pero queda tan bien lo de decir que uno tiene que irse, que tiene que coger un avión, dejarlo todo, ser otra persona...

39escalones dijo...

Es lo que tiene tener que irse cuando no se quiere, o querer irse cuando uno se tiene que quedar. Eso sí, pedazo maletón para meter tanta lectura de la mesita de noche...
Saludos.