viernes, 24 de diciembre de 2010

UN PINTOR CHILENO CONTEMPORÁNEO



Pintor nacido en Santiago de Chile en 1973, donde fue miembro del grupo de arte Caja Negra. Su obra ha sido expuesta en países como España, Chile, Argentina, Brasil, Estados Unidos, Canadá, Bélgica o Taiwan. Utiliza en sus pinturas una iconografía popular alimentada por el cómic, la ilustración y la televisión. Desde 2004 vive y trabaja en Barcelona. (http://victor-castillo.blogspot.com/)













miércoles, 22 de diciembre de 2010

UN BLOG DESAPARECIDO (o como Francis Black decidió borrar todo humo de su frente)




Observo mi lista de blogs. Pincho sobre uno llamado Borra el humo de tu frente. Aparece entonces un mensaje de Blogger que me dice No ha sido posible encontrar el blog que buscas. Suponía que sucedería esto. Ayer, en ese blog, su propietario, que se hacía llamar Francis Black, anunciaba una última entrada con un título esclarecedor: Uno que se las pira. Tras el título Francis decía Ya es mucho tiempo en esto de los blogs y creo que lo mejor es dejarlo, mañana lo cerraré (desaparecerá) así que si alguien quiere recuperar algún texto, video, foto, puede, yo voy a dar un par de pasos atrás en esto de los blogs, son interesantes y hay cosas muy buenas pero... joder, la Bisset no se conecta!!
Era agradable pasarse por el blog de Francis Black. Creo que teníamos gustos similares en ciertos aspectos. Me gustaban las mujeres que colgaba de vez en cuando. Me gustaban los músicos de los que hablaba y de los que ponía videos y canciones (Kiko Veneno, Lou Reed, Gato Pérez...) Me gustaban los escritores que mencionaba y los textos que recopilaba en un segundo blog que también ha borrado de nuestras frentes blogueras sin la menor compasión; tal y como deben hacerse estas cosas. Me gustaba que hablase de bares barceloneses; incluso, alguna vez, me vi en uno de los bares que mencionaba, mirando a mi alrededor e imaginando que alguna de las personas que andaban por allí sería el misterioso Francis Black.
Descubrí su blog, al igual que muchos otros blogs, por la lista que aparece en la página web de Enrique Vila-Matas. También se mencionaba a Francis en una muy inetersante entrevista que Ernesto Escobar realizó a Vila-Matas para Canal-l.
Aparte de todo eso que ya he mencionado y que me gustaba del blog de Francis Black, tenía una especial predilección por lo que él llamaba Viñetas cotidianas. Bajo esa etiqueta podían leerse textos con los que cualquiera podía identificarse fácilmente, pero desde un punto de vista siempre original. Así que dejo por aquí unos cuantos de esos textos, para mantener aún cierta humareda en nuestras frentes:

1.Ayer quería ir a la diada de la rumba, pero estaba muy lleno, incomodo, así que nos fuimos a El Continental, a doscientos metros, un bar donde hacen conciertos de forma habitual, ayer funk, había poca gente, unas veinte personas, vale mucho la pena.

Es la teoría de los diez metros, a diez metros de donde está todo el mundo no hay nadie, lógico por otra parte, así que se trata de variar siempre un poco, eso se puede hacer en espacio y también en tiempo, ahora llega navidad, pues en vez de salir el 31 sales el 30 y el 1, son dos noches, en vez de bajar por Paseo de Gracia vas por Bruc y todo es mucho más cómodo y agradable.

2.Te cruzas con alguien en un día de mucho frio y las miradas dialogan, "hostia que frio ¿verdad?" con una respuesta, "joder si, vaya mierda" las miradas dicen muchas palabrotas. En el metro al escuchar al tío del acordeón hay un cruce de miradas con opiniones dispares, “vaya coñazo de tío” , “debe estar fatal pobre señor” , “desafina que da gusto el cabrón” , "la gente es cruel, ni lo mira" , te van llegando y has de decidir con cual te quedas o darle 1 Euro al tío y entonces la cosa cambia , "Yo es que no tengo suelto" , "si le das lo tendremos cada día aquí" , "no ves que son mafias" , “eres generoso y atractivo"
Al final del día has mantenido un montón de diálogos silenciosos.

3.Es un sitio curioso el Mercat de Sant Antoni, siempre encuentro lo que no busco y no encuentro lo que busco, pero lo más impactante es, alguien tendría que hacer una tesis, los tíos seleccionando que peli porno se llevan y cual no, no suelo ver a mujeres, pocas parejas, algunos miran concienzudamente en plan lectura de argumento otros miran las fotos,los protagonistas y poco más, casi todos llevan bolsas para guardar las películas. Hace unos meses había una pareja ella le enseño un libro con cara de ilusión, él no le hizo mucho caso, dos paradas después el tío estaba mirando una peli porno súper concentrado y ella al lado con cara de, vaya con el coleguita.
Luego pasa lo que pasa

4.Una de las cosas más divertidas de vivir en una ciudad es ir mirando, personas, cosas, edificios, el otro día hablando con un amigo decíamos que el que se aburre es que no tiene un mínimo de mirada curiosa.
En librerías, tiendas, bares, campos de fútbol.... muchas veces me molesta tener que dar conversación, me distrae la mirada.
Una vez en el cine había un chico solo yo estaba acompañado, mi acompañante empezó a hacer una tesis sobre el tío, está solo, triste, no tiene nada mejor que hacer y va al cine…. A los dos minutos una chica se le sienta al lado y le da una bolsa de palomitas y un beso, era su pareja que había hecho la cola para comprar palomitas, mi acompañante se quedo destrozado, su ineptitud para mirar era clarísima.

5.El Alcohol es un invento o descubrimiento de la humanidad bastante trabajado, supongo que hay una historia de la bebida, pero llegar a hacer cerveza, vino o whisky no me parece fácil, un prehistórico le debió comentar a otro: Es sábado nos tendríamos que colocar ¿inventamos algo? Mucha gente bebe es algo habitual en un montón de civilizaciones. Defiendo y he defendido siempre que el alcohol es una de las grandes soluciones de la vida, hasta que se convierte en un problema, claro, pero una utilización adecuada (cada uno se sabe la suya) es útil.

6.Hay gente que prefiere el invierno, yo no le veo ninguna ventaja, mil capas de ropa, no poder caminar normal por la calle,días cortos, toda la actividad en sitios cerrados.... me parece una estafa.

7.Ahora muchos bares viven del fútbol, la gente va a ver los partidos, aquí hay un dilema, el mínimo a consumir, al ir a un bar una persona lo suele hacer sola o acompañada, tomas un café, un refresco o cinco copas dependiendo de la situación, pero un partido de fútbol son casi dos horas. Hay varias posibilidades, pedir una coca-cola y entrar en un duelo con el camarero, te vas bebiendo la coca-cola pero no la terminas y él espera a que la termines para retirarte el vaso, una vez te lo retira casi te ves en la obligación de pedir otra cosa, así que alargas la coca- cola, otra posibilidad es beberte seis coca-colas en dos horas. He llegado a la conclusión que una consumición por parte es lo razonable, pero si veo a un camarero muy buitre, de esos que primero te retira la botella vacía y luego se va paseando con cara de capullo la segunda es un cortado.
8. El otro día me apetecía un cruasán , el problema es que cuando me lo acabo de comer siempre me arrepiento, la satisfacción es menor que el precio, creo que es un problema de tiempo, demasiado rápido, la tarta de manzana es más cara pero dura más. Entonces hice un bonito razonamiento, si cada vez que paso por una pastelería, panadería, super…. no me compro el cruasán al final del día tendré siete u ocho euros más, es una forma de ahorrar. Después de pasar por delante de dos pastelerías me di cuenta de la imbecilidad, se supone que una vez comido el primero, el segundo, tercero y cuarto ya no me apetecerán por lo que el ahorro es mínimo y el sacrificio máximo, Barcelona está llena de panaderías, así que me compré uno, me arrepentí después y listos.

9. En alguna ocasión me ha pasado, ir caminando detrás de una persona y hacer el mismo trayecto, ella gira a la derecha yo también y así durante varias travesías, hasta que me empieza a dar corte, parece que la siga, entonces cambio mi trayecto y pierdo de vista a la persona, que no se ha enterado de nada.

10. Poder explicar sin dar explicaciones. Es difícil, pocas personas escuchan sin censurar. Alguien cuenta algo y lo escuchan, la persona se queda muy tranquila pues dentro de su cabeza el conflicto es mucho más grande que fuera, la tentación es dar una opinión, una semi-solución, una advertencia……pero me he dado cuenta que los amigos, los pocos que se pueden llegar a tener, escuchan y poco más.

11. A Quim Monzó no le gustan las estatuas humanas de las Ramblas, hace un par de veranos saliendo de un teatro con P, le comente " Las Ramblas dan un poco de asco, no?" y ella que es un poco drástica contesto, "¿a quien se le ocurre ir a las ramblas?

La Sagrada Familia, el parque Güell, las ramblas.... son tierra perdida y la gente de Barcelona no va nunca.

12. Ayer fui a la conversación Ada Castells & Vila-Matas , al final pude , por suerte , había una cola bastante larga en la que estaba Eph , la verdad es que cuando te encuentras a alguien conocido en una cola esperas que esté de los primeros no de los últimos, pero bueno.

Supongo que han grabado el encuentro Castells & Vila- Matas y en breve se podrá ver por Internet. Tocaron un montón de temas de una forma alucinante, fue una especie de dialogo teatralizado en dos lenguas, como en la literatura forma y fondo se unieron.

El turno de preguntas no lo superan ni los Monty Python.

13. Las librerías tienen novedades y clásicos pero es difícil encontrar un libro de hace diez años , la mayoría de los libros que se han escrito no son novedades y no son clásicos, así que no los puedes encontrar.

14. Ayer estaba con unas amigas en la playa tomando el sol y una de ellas me ofreció crema, me puse a principio de verano y ahora ya no me quemo, le dije, pero se ve que la cosa no funciona así, hay que ponerse crema siempre, para cuidar la piel . Bueno y al final me tendré que depilar, no?. Su cara no fue muy tranquilizadora.

  

lunes, 20 de diciembre de 2010

ESCRIBIR



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Hasta quedarse sin aliento sin voz sin letras sin pantalones sin dedos sin pensamientos sin hambre sin sed sin amigos sin libros sin red sin amantes sin casa sin cielo sin mirada sin espasmos sin uñas sin frío sin calor sin ritmo sin rumbo sin ropa sin sexo sin compañía sin sangre sin tiempo sin monedas en los bolsillos y sin todo eso que un día pudo tener sentido.



martes, 14 de diciembre de 2010

FRASECOLLAGES (los anti-haikus de Álex Nortub)

Sí, lo reconozco, hace muchos años quise ser artista, caí en esa trampa. Cuando logré salir de ella, tropecé de nuevo y quise ser poeta. Y al salir de esa segunda trampa, con mi cuerpo magullado, comencé a realizar de manera compulsiva lo que llamé frasecollages, frases breves construidas con palabras recortadas de periódicos y acompañadas por alguna imagen que redondease el concepto mostrado. Me atreví a llamar también anti-haiku al conjunto resultante. Todo esto consiste en recortar un sinfín de frases y extenderlas sobre una mesa y después ir descubriendo palabras que puedan formar otras frases que resulten simpáticas o absurdas o las dos cosas al mismo tiempo; estas últimas, las que aúnan simpatía y absurdidad por igual, creo que son las que mejor funcionan. Y así, sin apenas darme cuenta, empezaron a surgir de pronto un montón de frases inesperadas. Cuando esto ocurre, cuando una frase se hace visible, me siento como si tan sólo fuese un médium y algún espíritu me dictase desde el más allá esas frases alocadas para que yo se las de a conocer al mundo entero. Cuando esto ocurre, me siento otro.

Ahora, azuzado por mi mejor amigo, he decidido ir agrupando mis anti-haikus en un blog que puede visitarse pinchando en la siguiente dirección: http://frasecollages.blogspot.com

(Sé que no será fácil. Sé que tener dos blogs requiere un tiempo del que apenas dispongo. Sé que tener dos blogs puede llevar a cierto trastorno bipolar. Sé que tener dos blogs es para volverse loco de remate. Pero, aún así, lo voy a intentar)


domingo, 12 de diciembre de 2010

LUIS POUSA ENTREVISTA A ENRIQUE VILA-MATAS

Los aviadores literarios Vila-Matas y Echenoz


Puede leerse "aquí" la entrevista que Luis Pousa ha realizado a Enqrique Vila-Matas.
En ella, entre otras cosas, hablan del libro El juego del otro (Errata Naturae, 2010),
libro que estoy leyendo estos días y que me está gustando mucho, tal vez por eso de que siempre he soñado con jugar a ser otro y nunca lo he conseguido.


viernes, 10 de diciembre de 2010

UN PINTOR LLAMADO ERIC WHITE

Pintura de Eric White


Las pinturas de Eric White me dan miedo; creo que esa es la razón por la que me gustan tanto. En las pinturas de Eric White lo real y lo irreal se mezcla de manera inquietante. A menudo se nutre para ello de las películas de Hollywood de los años 40. Sabe perturbarnos con poses extrañas y desnudos contraídos, con seres que son mitad hombre y mitad mujer, contradiciendo las leyes de la perspectiva, creando un mundo hilarantemente tenebroso, sumergiéndose en lo desconocido con una naturalidad asombrosa. El misterio está servido.

Un día le hicieron una pregunta al bueno de Eric White y él dio una respuesta:
¿Qué papel tiene el sexo en tu vida y en tu obra?
Siento que el sexo siempre ha tenido un papel importante en mi trabajo, no estoy seguro de por qué. Supongo que ciertas experiencias negativas del pasado se expresan en mi trabajo, y quizás es algún tipo de exorcismo, para deshacerme de energía perjudicial. Estas cosas se manifiestan en el trabajo en una manera indirecta, y puede ser que las esté soltando ahí.

(Y he de reconocer que cada vez que observo alguna de las pinturas de Eric White, esa noche sueño que mis pechos crecen y que de mi cabellera brotan tirabuzones rubios que brillan hasta deslumbrarme)











Mucho más sobre Eric White aquí:



jueves, 2 de diciembre de 2010

LOS TORREZNOS



He visto varias veces en directo
a este duo de exploradores conceptuales que son Los Torreznos.
No tienen desperdicio.
Los recomiendo con todo mi esternón:


"En la época de Mozart no existía la música clásica"

miércoles, 1 de diciembre de 2010

JUNGLA MENTAL




No hace mucho, en el transcurso de una conversación en un café de la Diagonal, alguien me dijo: Después de todo, que diría Duchamp, también la ilustración del bote de Cola-Cao es imagen inspiradora.
Esta última frase hizo que me viniesen a la cabeza, de golpe, ciertos recuerdos de mi infancia que tienen que ver con el Cola-Cao. En aquellos tiempos, cada mañana, durante el desayuno, miraba la imagen del bote ensimismado. La miraba mientras mojaba las galletas en la leche, mientras las metía en la boca, mientras las injería; me atrevería a decir incluso que caía en una especie de trance y que no lo abandonaba hasta que mi madre chasqueaba los dedos porque se hacía tarde.
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En el dibujo del bote aparecían dos porteadoras de cacao. Eran dos mujeres negras. Una de ellas llevaba ya un cesto con las mazorcas del cacao en su cabeza. La otra parecía seleccionar las mazorcas que transportaría. El dibujo estaba realizado a base de manchas de colores planos, como si fuesen papelitos recortados. Recuerdo que el hecho de observar aquella imagen me daba fuerzas para acudir cada mañana al colegio, sobre todo los días de invierno, cuando todavía no había amanecido y la pereza y el odio a la escuela crecían en mí de una manera salvaje. Aquella imagen me transportaba a otro mundo, un mundo exótico y lleno de luz que iluminaba todas y cada una de mis mañanas.
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Siempre unía además aquella imagen del bote de Cola-Cao con las películas de Tarzán. Supongo que esto era debido a que, en esas películas, aparecen siempre porteadores negros que caen al vacío por precipicios intrincados mientras berrean como locos. No sabía yo entonces que aquellas películas, tal y como oí decir años después, eran racistas, ya que nadie se preocupaba ni lo más mínimo por el destino de aquellos porteadores. Por no saber no sabía ni siquiera entonces lo que era el racismo. Tan sólo visionaba boquiabierto aquellas películas deseando ver a Tarzán saltar de liana en liana, escucharle realizar su famoso berrido, estremecerme con sus encarnizadas luchas con cocodrilos o leones, observar con asombro las estampidas de elefantes que arrasaban poblados enteros…
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Recuerdo, cada mañana, acudir a la parada del autobús escolar subiéndome a todo lo que veía y, después, saltar mientras imaginaba que me lanzaba agarrado a una liana. Sí, yo soñaba con ser como Tarzán. Tener una novia llamada Jane que se vistiese con un trapito escaso. Tener una amante simia llamada Chita con la que vivir situaciones llenas de humor. Recorrer la jungla subido a un elefante mientras le rascaba detrás de las orejas. Vivir en una chabola en lo alto de un árbol y utilizar como despertador el canto de un tucán.
Hasta que una mañana, de camino a la parada del autobús, en uno de aquellos saltos agarrado a una liana imaginaria, me abrí la cabeza. Me hice una brecha en la que tuvieron que ponerme quince puntos de sutura. El sueño de verme convertido en un Tarzán de la vida se esfumó de un día para otro.
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Tiempo después soñé con ser como Elvis. Y más tarde como Klee. Y también como Lautreamont. Y hasta como el Dr. Jekyll y Mr.Hyde. Pero ya ninguno de aquellos sueños supuso un salto dilatado en los herméticos ramajes de mi jungla mental.





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domingo, 28 de noviembre de 2010

PLA & COMELADE


Estoy deseando ver en directo a Albert Pla y Pascal Comelade con la Petita Orquesta Somiatruites. Estarán en el Teatre Lliure de Barcelona los días 9, 10, 11 y 12 de diciembre. Este 27 y 28 de noviembre, en el Festival Temporada Alta de Girona. El otro día venía una entrevista en El Periódico con los dos músicos, puede leerse AQUÍ. A Pascal Comelade lo vi por primera vez en L´Espai en 1998 y por última vez el pasado mes de agosto en las fiestas de Gracia. A Albert Pla nunca le he visto en directo. El espectáculo que puedan montar los dos juntos sobre un escenario, promete!





martes, 23 de noviembre de 2010

TARIFAS DE LARGA DISTANCIA

pintura de Edward Hopper


El tren abandona la estación. Yo no voy en él. Veo como se aleja y después miro el billete, en mi mano. Debería ir en ese tren, me digo. Tengo un billete para ese tren pero veo como se aleja. He llegado tarde. Nada más llegar he visto como el tren se ponía en marcha. No he tenido tiempo de subir al vagón correspondiente. Ahora veo como se aleja y me digo que tenía un asiento en ese tren. Pienso en ese asiento vacío. Pasará el revisor y tal vez le extrañe que falte un pasajero. Ese pasajero que pude ser yo. Nadie más se dará cuenta. Tan sólo el revisor tachará mi asiento en su libretita. Mi asiento será un tachón en su lista de pasajeros. Me veo ya convertido en una tachadura de tres al cuarto, en una equis cualquiera. El tren se aleja. Sigo de pie, en el andén, observando su acelerada marcha. De vez en cuando miro también el billete, en mi mano. No sé que hacer con él. Hace un par de minutos tenía un valor, servía para algo. Ahora tan sólo es un papel inútil. No acabo de creérmelo. También es inútil mi situación: mirando el tren alejarse con el billete en mi mano. Parezco albergar cierta esperanza de que regrese. Pero sé que no lo hará. Se ha convertido ya en un punto imperceptible en mitad del horizonte. Me digo que aquel punto tenía un asiento para mí. Me digo que debería ir sentado en aquel punto imperceptible. Me digo que aquel punto debería transportarme a otro lugar, lejos de aquí. Eso pienso hasta que el tren desaparece por completo de mi campo de visión. El billete continúa en mi mano. Lo miro una vez más. Veo un papel inútil sumido en un gesto inútil. Sé que no muy lejos hay una papelera. Clavo mi mirada en ella con una inquina salvaje; la observo entornando mucho los ojos. Tan sólo debería dar cinco pasos, estirar mi mano y luego abrirla. El billete caería dentro. Sería muy fácil. La acción más fácil del mundo. Demasiado fácil para mi gusto. Así que doblo el billete por la mitad utilizando para ello la uña de mi dedo pulgar y la yema de mi dedo índice, presionando de manera longitudinal el pliegue que se ha formado al juntar los dos extremos del papel. Después lo introduzco en el bolsillo de mi pantalón mientras pienso en lo mucho que deseaba irme. Sólo eso. Marcharme. Poco más.

(Fragmento perteneciente a mi novela Tarifas de larga distancia)





pintura de Edward Hopper



viernes, 19 de noviembre de 2010

CUANDO EL INVIERNO LLAMA A LA PUERTA

pintura de Alfred Sisley


Cuando el invierno llama a la puerta me gusta observar pinturas en las que aparezca retratada la nieve. Esto es algo que nunca me apetece en otra época del año; nunca me apetece durante el verano o la primavera o el principio del otoño, tan sólo cuando el invierno llama a la puerta nacen en mí unas ganas locas, desatadas, imparables, de observar la nieve representada sobre un lienzo. Esto lo han hecho bien unos cuantos pintores (ya hablé por aquí del gran Alfons Walde), pero, para mi gusto, uno de los que mejor ha retratado la nieve es Alfred Sisley. Cuando el invierno llama a la puerta pienso a menudo en él, le imagino con su caballete en mitad de la calle, con un largo abrigo, guantes, bufanda, sombrero. Pintando la nieve mientras el vaho salía de su boca. Me lo imagino así. Pero pensando que seguramente no pintaba de esta manera, que haría algún boceto y realizaría después sus cuadros al calor de una estufa. Aunque me gusta más esa imagen, la imagen del pintor con su caballete en mitad de la nieve, con su mano temblando al plantar las pinceladas sobre la tela, tiritando como un diminuto animal asustado, con los copos venga a caer, cubriendo primero sus pies y poco después llegándole la nieve hasta las rodillas, y algo más tarde hasta la cintura, y a continuación hasta el pecho, y hasta los hombros, y hasta cubrirle la cabeza y sepultarle y congelarle junto a su último cuadro.
Sí, es cierto, no lo negaré, lo reconozco, soy un romántico empedernido.

(Por cierto, acabo de ver en la wikipedia que también Alfred Sisley deambuló por Meudon y retrató alguno de sus rincones)


pintura de Alfred Sisley



pintura de Alfred Sisley



pintura de Alfred Sisley




pintura de Ángel Mateo Charris




pintura de Maureen Gallace




pintura de Neo Rauch


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jueves, 11 de noviembre de 2010

UNA MESA CIRCULAR PARA VOLVER AL REDIL (o como afrontar una ruleta rusa)

(Fotografía dedicada a Francis Black y Viktor Kaplan)



Y también esta impresionante Russian Roulette de Pascal Comelade y la Bel Canto Orquestra:

viernes, 5 de noviembre de 2010

TENDIENDO PUENTES

Meudón, 1995. Por Álex Nortub


1.     Hace quince años hice una fotografía en Meudón (Francia), desde el piso en el que vivían mis abuelos.

2.     En la fotografía pueden verse varios edificios, tres coches y un puente.

3.     Recuerdo, siempre que visitaba a mis abuelos, plantarme ante la ventana de la cocina y mirar aquel puente esperando a que apareciese un tren.

4.     Años más tarde me topé otra vez con ese puente. Apareció en varias fotografías de André Kertész, en una exposición antológica en París.  Son imágenes que el insigne fotógrafo tomo en 1928 en Meudón, el pueblo natal de mi abuelo.

5.     En las fotografías de Kertész, en la parte derecha de las imágenes, se ve un edificio que hoy en día continúa en pie. En una de ellas vemos además a varios hombres caminando.

6.     Las fotografía de Kertész están sacadas a pie de calle. La mía desde un cuarto piso.

7.     Mi abuelo nació en 1908. Cuando Kertész hizo esa fotografía mis abuelos vivían ya en aquel piso. Tenían entonces veinte años y llevaban uno casados.

8.     En una de las fotografías de Kertész aparece un hombre en primer plano. Lleva un gran paquete bajo su brazo derecho. Es de tamaño rectangular. Podría ser un cuadro. Tal vez ese hombre fuese un pintor que conoció a mi abuelo. Tal vez André Kertész conoció a mi abuelo.

9.     La primera vez que vi la fotografía de Kertész, pensé que alguno de aquellos hombres que aparecen calle abajo podría ser mi abuelo. Lo comenté en la familia pero nadie dijo gran cosa. Cuando descubrí las imágenes de Kertész, mis abuelos ya habían fallecido.

10.  Releo los nueve puntos anteriores. Veo que estoy intentando tender puentes. No sé a dónde me llevarán.


Meudón, 1928. Por André Kerstéz


Meudón, 1995. Por Álex Nortub



OTRAS FOTOGRAFÍAS DE KERTÉSZ:








ALGO MÁS SOBRE MEUDÓN
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miércoles, 27 de octubre de 2010

VILA-MATAS PICTÓRICO (una conversación en las afueras de la mansión literaria)




Retrato de Enrique Vila-Matas realizado por Pablo Gallo



VILA-MATAS PICTÓRICO
(Una conversación en las afueras de la mansión literaria) 
por Álex Nortub 

20 de octubre de 2010. En un café de la Diagonal (Barcelona)
Tras atendernos con una amabilidad desmedida y servirnos lo que acabamos de pedir, el camarero nos interrumpe cada dos por tres con absurdas preguntas sobre el estado de nuestras consumiciones. Por un instante temo que pretenda sabotear la entrevista. Supongo que es una de esas situaciones extrañas que suceden cuando uno se encuentra cerca de Enrique Vila-Matas. Poco después deja de atosigarnos y, aunque permanece tras la barra sin quitarnos ojo, comenzamos a charlar susurrando y mirando hacia los lados, como si fuésemos un par de espías intercambiando secretos.


Hace tiempo que me llama la atención que nunca te pregunten por las muchas referencias a pintores en tu obra, pintores como Francis Picabia, Georgia O´Keefe, Paul Klee, Edward Hopper, Giorgio Morandi o, más recientemente, Vilhelm Hammershøi en tu novela Dublinesca. Me pregunto de dónde viene ese interés tuyo por la pintura. ¿Tiene algo que ver que tu hermana Tere se haya dedicado a ello, concretamente a la pintura oriental según cuentas en Dietario voluble?

            Mi hermana Tere, gran pintora, lleva más de cuarenta años sumergida en las técnicas y filosofías de la pintura tradicional de China, y lleva ahí sumida en ese extraño y atractivo mundo –en este país pocos habrán que dominen la técnica de la pintura oriental como ella- sin haber hecho ruido, con una pulsión poética infinita, de obra admirable, secreta para tanta gente, aunque no para mí y para algunos, que hemos ido siguiendo su evolución estética a través de los años… Y sí, es curioso. He hecho casi doscientas entrevistas acerca de Dublinesca (en Francia, en Venezuela, Colombia, Perú, Argentina, México, España…) y nadie me ha preguntado por Hammershøi, por ejemplo, cuando trabajé como un loco toda la novela teniendo a la vista su cuadro sobre el British Museum. Lo veía tanto cada día y a todas horas mientras escribía mi novela que cuando fui a Londres y por casualidad llegué a Montague Street supe desde el primer momento que, aunque cambiada, aquella era la calle del cuadro de Hammershøi, que estaba dentro del cuadro y de mi propia novela. De no haber estado dentro del cuadro, es decir, de no haber pisado Montague Street, no habría podido detectar esa presencia de fantasmas en toda la calle. Y sí, es raro que nadie –de entre tantas entrevistas- me haya preguntado nunca por Hammershøi cuando uno de sus cuadros juega un papel determinante en mi libro. Para mí es la prueba de que me entrevistan sin haber leído bien la novela. Eso trae luego como consecuencia  que la gente clasifique o juzgue mis libros sin haberlos leído.

Pintura de Tere Vila Matas

Da la casualidad que los pintores mencionados en tus últimos libros son más bien realistas, como Hopper, Morandi o Hammershøi, pero al mismo tiempo transmiten cierta sensación de irrealidad, cierta atmósfera metafísica e inquietante. Podría decirse incluso que, con ciertas diferencias, son pintores de lo que pasa cuando parece que no pasa nada. No sé si sientes el mundo de esos pintores cercano al de tus libros. Quizá te hayan influido de alguna manera.

Son pintores –Hopper y Hammershøi sobre todo- obviamente literarios. De Hopper recomiendo encarecidamente el libro que sobre él escribió el poeta Mark Strand (en castellano se encuentra en Lumen). Con Hammershøi di vueltas durante una temporada con Dominique González Foerster alrededor de su lienzo Las cuatro habitaciones. Pensamos en una instalación de Dominique que tuviera esa estructura de espacios caseros vacíos. De hecho, Dublinesca, si lo pensamos bien, tiene tres habitaciones, tres únicos capítulos (mayo, junio, julio), quedando la cuarta habitación abierta al misterio.
Siempre he pensado que Dublinesca dispondría de un mecanismo infalible de relojería si no fuera porque el autor parece haber dejado sueltos algunos cabos, y no precisamente los menos inquietantes. Hay quien cree que Riba en las últimas páginas está muerto. Si es así, podemos perdonarle.

Las cuatro habitaciones, pintura de Vilhelm Hammershoi


Son además pintores obsesionados con un tema. Hopper se dedicó a retratar la soledad de la vida norteamericana, Hammershøi pintó una y otra vez esas habitaciones a menudo vacías que mencionas ¿Te identificas con esa obstinación a la hora de escribir?

Ricardo Piglia salió al paso de algunos imbéciles que me veían obsesivo en mis libros y creo que me veían también metaliterario. Y siempre dale con lo de obsesivo y con lo de metaliterario. Pero, ¿han visto alguna vez algo diferente al Beato Martín Garzo o al Susocabosargento de Toro? Habla Piglia: “La cuestión, a mi modo de ver, no es si Vila-Matas es metaliterario o no lo es, la cuestión está en si hay o no pasión. Y la hay en las novelas de Vila Matas. No importa si el personaje se dedica a pegar estampillas o está dedicado a hacer un gran complot. Lo que importa es su obsesión y allí están los personajes de Vila Matas, dando vueltas alrededor de una obsesión. Creo, por otro lado, que las narraciones de Vila Matas están en el punto más avanzado en el que se encuentra la novela. Sebald, Magris, John Berger o Borges forman parte de esa serie de escritores que narraron el hecho de narrar e incorporaron el ensayo, la autobiografía y elementos de aventura en el interior de un proceso narrativo mucho más moderno que el de la novela clásica”


Pintura de Edward Hopper


De vez en cuando también aparece algún museo en tus libros; pienso ahora en un cuento de Suicidios ejemplares que me gusta mucho, Rosa Schwarzer vuelve a la vida, en el que la acción comienza en un museo de Düsseldorf ¿Acostumbras a perder museos? ¿Hay alguno que recomiendes o hayas frecuentado más que otros?

En la placita de Furstenberg de París está el que fue el último estudio de Delacroix, hoy convertido en un pequeño museo que lleva el nombre del pintor. La plaza era, según los surrealistas, uno de los siete lugares mágicos de la ciudad. Allí rodó un film surrealista mi amigo Udolfo Arrieta (no le gusta llamarse Adolfo por lo de Hitler). Hay acerca de la plaza litografías de Dalí (espantosas), de Hockney… Antes había unos bancos, debajo de las farolas del círculo central de la placita. Los quitaron (muchos clochards inteligentes dormían allí) y es una pena porque eran geniales esos bancos; uno, al sentarse, notaba que había en ellos una cierta electricidad que parecía conectarte con otros mundos. El museo Delacroix me hace feliz visitarlo cuando voy a París porque tiene un jardincito tranquilísimo, en el interior del inmueble, y allí yo fumaba marihuana en las mañanas parisinas de entonces. Era una combinación perfecta: la paz mental, mezclada con la impresión de estar en el jardín en el que tantas horas pensó sus cuadros Delacroix. La placita, por superstición, me traía (me trae todavía) suerte, aunque la exterminación de los bancos ha estropeado la potencia de la corriente surrealista. El museo, en todo caso, me comunica con el arte. Con el arte de la memoria, diría. Voy allí a recodar viejas alegrías en el jardín. También me fascina el Museo Moreau de París. De entre los nuevos, el Tate Modern.


Museo Delacroix, París


En alguno de tus artículos hablas sobre pintores contemporáneos, como por ejemplo Miquel Barceló ¿Qué te atrae de la manera en que trabaja un pintor de nuestro tiempo?

De Barceló me gustan muchos de sus grandes cuadros, pero sobre todo que sea como Picasso, que ande siempre manchado de pintura. Antes hablábamos de obsesiones. Me gusta Barceló porque es obsesivo, todo el día, todo el rato, es siempre, siempre, un pintor. Me gusta la gente que le gusta lo que hace, que es exagerada con lo que le gusta. Durante demasiado tiempo, los literatos catetos españoles me recriminaban que fuera demasiado escritor. Habrá que montarles un asilo ahora a todos, en Tremencrapiello del Asnodemora, donde no hay plazas Furstenbergs. 


Pintura de Miquel Barceló


Hablando de pintores obsesivos, hay uno al que siempre he admirado muchísimo y que mencionas en varios de tus libros, se trata de Paul Klee, tan presente en aquel museo de Düsseldorf ¿Recuerdas cómo llegaste a él?

Por ese impagable libro de Gershom Sholem Benjamin y su ángel. Como sabes, toda la obra de Walter Benjamin estuvo bajo la protección del ala de una imagen: la que aparece en el cuadro de Klee que conocemos como Ángelus Novus. Sholem relaciona ese cuadro con el texto de Benjamin en el que éste reveló su nombre secreto, Agesilaus Santander. La riqueza de pensamiento de Sholem en ese libro es impresionante… En cuanto al museo de Dusseldorf, tendré que volver algún día. La vigilante de las últimas salas de Klee –hablo de la vigilante en la vida real, la que inspiró mi relato, hablo del otoño de 1989- se me acercó para decirme en alemán que sonaría una alarma si me arrimaba tanto al lienzo. Orlando Grossegesse, amigo y traductor al alemán de Una casa para siempre, me tradujo precipitadamente lo que había dicho la vigilante, o quizás yo entendí mal, el hecho es que entendí que Orlando me decía que la señora vigilante vivía alarmada, que nos había dicho eso: que vivía alarmada. “¿Por Klee?”, le pregunté a Orlando. Silencio. Nacía un cuento.


Ángelus novus, pintura de Paul Klee


Es curioso, ha habido siempre escritores a los que les da por pintar (Goethe, Max Aub, John Berger…) y pintores a los que les da por escribir (Paul Gauguin, Salvador Dalí, Eduardo Arroyo…). Ha habido también grandes colaboraciones entre escritores y pintores, no hay más que recordar las ediciones de Ambroise Vollard. Hay quienes ven en la pintura abstracta la gran pintura y reniegan de cualquier tipo de retórica o connotación literaria ¿Cómo ves las relaciones entre literatura y artes plásticas?

            No sé qué decirte, no pienso mucho en eso. He entrado en una dinámica de colaboraciones, primero con Sophie Calle, y ahora con Dominique González Foerster, pero mis relaciones han atañido sólo a la escritura y la vida (en el caso de Sophie Calle) y a la escritura y las “instalaciones” duchampianas (en el caso de DGF), donde hay un campo virgen genial para recorrer. No sé pintar y no lo intentaré nunca. Sólo me interesan los pintores que son poetas, y no hay muchos, la verdad. El único pintor que ha escrito mejor que pintaba es Dalí, pero Dalí nunca dejó de ser un pintor (lo cual es un misterio para mí, pues hasta yo le veo como un pintor aún sabiendo que era un gran escritor; quizás le quiero castigar por no haber sido un escritor desde el primer momento; claro que le habría costado mucho dinero dedicarse sólo al encierro de la escritura… Últimamente fotografío los cuadros que el azar dispone en las habitaciones de hotel en las que duermo. Esos lienzos casuales van componiendo por sí solos una trama, se organizan misteriosamente como argumento. Dejaré de hacer esas fotografías el día en que entre en una habitación de hotel en la que, viendo el cuadro, descubra que ya estuve anteriormente en ella… Lo que está claro –mejor dicho, lo que descubro gracias a estar hablando ahora contigo- es que el mundo del arte no ligado de forma muy concreta a la literatura no para de generarme ideas, tal vez porque hablar de lo pictórico es para mí como salir afuera de la mansión literaria a fumar un cigarrillo. El aire es ahí más fresco. Son unas afueras que he frecuentado poco.


Instalación de Dominique González Foerster, perteneciente a la serie Six rooms for Enrique Vila-Matas


Aunque las hayas frecuentado poco y digas que nunca vas a intentar pintar, realizas siempre, en tus dedicatorias, un mismo y misterioso dibujo de un hombre con abrigo y sombrero. Quizá un autorretrato, aunque no parece que utilices sombrero. Lo cierto es que ese dibujo representa bastante bien a los protagonistas de tus novelas. Tengo curiosidad por saber cuándo empezaste a hacerlo y cuál es la razón que te ha llevado a repetirlo una y otra vez (me atrevería a decir que de manera obsesiva) a lo largo de los años.

             Precisamente empecé a hacerlo en otoño del 89 en mi viaje por Alemania. No sé por qué esbocé un sombrero a lo Pessoa en una dedicatoria y repetí el dibujo a tres o cuatro lectores más y me pareció que éstos se iban encantados, como si mi sombrero le diera más valor, en todos los sentidos, al libro. Estábamos en Stuttgart y el dueño de la librería en la que firmaba me caía antipático, porque me había parecido que se comportaba de forma muy tacaña conmigo (fue el único en toda la gira alemana que no me buscó hotel y me hizo dormir en su casa, rodeado de dibujos de amigos poetas que le habían felicitado en su sesenta aniversario; es más, la habitación en la que me había hecho dormir, tenía una placa en la entrada en la que se leía: “Habitación de los poetas”; bueno, no  pude dormir en toda la noche, no sabes lo juerguistas que son los poetas cuando ejercen de fantasmas). El hecho es que el último libro que firmé aquel día se lo firmé al librero de Stuttgart y no le puse el dibujo. Al poco rato, vino enojadísimo (como si le hubiera costado dinero que no le hubiera colocado allí el dibujo del sombrero), exigiendo que completara mi dedicatoria. “¡Quiero el dibujo!”, gritaba. Me montó un número tan grande que desde entonces no me atrevo a no hacer el dibujo por miedo a que vuelva a repetirse aquel escándalo.



ENLACES:








 Strand                                         Scholem


Hopper                                       Hammershoi





Klee         Barceló          Delacroix


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