martes, 2 de junio de 2009

He de irme

Pinche sin miedo sobre la imagen, se agrandará y podrá escudriñar sus entresijos.
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Estimados huéspedes,

He de irme.

Debo realizar un largo viaje. Tan largo como imprevisto. Tan imprevisto como inevitable. Tan inevitable como extenso. Un viaje del que espero regresar en septiembre. Y entonces espero encontraros de nuevo aquí, al otro lado. Pero hasta ese entonces, este hotel permanecerá tal y como está. Sin cambio alguno. Con las mismas telas de araña. Con sus habitaciones abiertas. Con los mismos cuadros colgando de sus paredes. Hasta entonces los pasillos de este hotel se mantendrán en silencio. Un silencio que espero que nada tenga que ver con el de una cueva inexplorada.

Pero antes de irme dejo una última fotografía, de mi mesita de noche, de los libros que meteré en mi maleta, que me acompañarán durante este largo viaje. Viaje imprevisto, inevitable y extenso donde los haya. Viaje, si quieren, repleto de viajes. Creo que será -sí, así se presenta- un viaje dentro de muchos viajes. Viejos viajes dentro de nuevos viajes, nuevos viajes hurgando en los viejos viajes.

Poco más.

Un Adiós que se transforma en un Hasta luego.

Y después un zum-zum, y otro, y otro, y otro, hasta que despego los pies del suelo.

Hasta situarme sobre las nubes. Blancas, y grisáceas, y plomizas.

Y en el fondo sé, de buena tinta, que preferiría no irme. Pero también sé que no puede uno escabullirse de lo inevitable, lo inevitable no tiene puerta de atrás.

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Y, de verdad, sinceramente, mil gracias por las visitas y los comentarios.

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P.D.: Si alguien tiene alguna sugerencia sobre las reformas que debieran realizarse en este hotel, agradecería que dejase su comentario en el lugar apropiado. Tomaré buena nota de ello a mi regreso.

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Pintura de Neo Rauch
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Pintura de Batia Kolton.
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Pintura de Alex Katz

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Pintura de Maureen Gallace