jueves, 31 de mayo de 2012

DEBERÍA DORMIR MÁS


El sueño del caballero 
(Pintura de Antonio de Pereda, mitad del siglo XVII, óleo sobre lienzo, 152 x 217 cm, Madrid, Academia de San Fernando)


Debería dormir más. Me digo. Pero no puedo. Las pesadillas asaltan mis sueños todas y cada una de las noches del año. Debería dormir más y escribir menos. Tachar las palabras que sobran. Borrar muchas de esas frases que se agolpan en la pantalla sin ton ni son. Suprimir páginas enteras sin preocuparme de que hubiese en ellas ciertos fragmentos de algún resplandor espectral y lejano que algún día pudiese llegar a hacerme feliz. Debería dormir más y navegar menos. Anclar los dedos. Mis dedos. A un objeto que no sea electrónico. Debería hacerlo. Cuanto antes. Mucho antes de que irrumpan en este lugar. Mucho antes de que me atrapen. Pero ya vienen. Ya están aquí. Puedo oler sus pasos. Sus respiraciones agitadas. Sus latidos. Desbordados. Desatados. Produciendo ese estruendo del que nacen las pesadillas y también todas esas opciones: Cambiar de usuario. Cerrar sesión. Bloquear. Reiniciar. Suspender. Hibernar. Apagar.


viernes, 11 de mayo de 2012

LA PALABRA VERDAD

Marcellin Berthelot fotografiado en su laboratorio de Meudon
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"La palabra verdad
 no se puede usar fuera de la ciencia 
sin abusar del lenguaje."
Marcellin Berthelot
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miércoles, 9 de mayo de 2012

UN POEMAZO DE MANUEL VILAS


AMOR

Una mañana Manuel Vilas sacó todo su dinero de los bancos.

Fue a las cajas de ahorro, fue a las compañías de seguros,
vendió su coche, anuló su plan de pensiones,
se lo llevó todo en efectivo, un buen fajo de billetes calientes.

Qué bien, dijo, qué fuerte,
y todos los empleados y los directores querían disuadirle
pero Vilas tenía unas ganas infinitas de pasarlo bien.

Y luego se fue a ver enfermos,
a ver emigrantes, incluso se fue a las cárceles.

Quería ser un santo espectacular, tenía esa marcha,
tenía esa gran ilusión.
Quería ser Cristo, Lenin, San Pablo,
quería ir más allá del orden, de la naturaleza y de la vida.

Recorrió la ciudad de Zaragoza repartiendo dinero.
En Conde de Aranda, dio mil euros a tres árabes,
que le besaron los pies, y las manos, y se arrodillaron.

En el barrio de Delicias, en la calle Barcelona,
dio trescientos euros a una negra africana,
y ella quería comerle el sexo al buen Vilas,
pero Vilas dijo "no, nena, hoy soy un santo,
hoy soy San Vilas,
consérvate para tu marido, él te necesita,
y yo os bendigo; anda, nena, ve en paz".

Y Vilas se echó a reír.

Fuego, qué fuego más grande,
y siguio repartiendo, a una vieja china
de un todo a cien le dio seiscientos euros,
y la vieja le hizo una foto de diez millones de megapixels
y la amplió y la enmarcó y la colgó
en mitad de su tienda con dos velas debajo.
A un vendedor de La Farola, ese periódico
de los pobres, le dio ochocientos euros.
Y el vendedor se echó a llorar y ardía
como una vela en mitad de las catedrales antiguas.

Vilas quería ser un santo, tenía esa marcha.

Toda la mañana y toda la tarde estuvo quemando su dinero.

Miró la atmósfera y se estaban abriendo los palacios celestiales.

Estaba enamorado de sus semejantes.

Nunca vimos a nadie tan enamorado.

Manuel Vilas, Amor. Poesía reunida 1988-2010 (Visor, 2010)


miércoles, 2 de mayo de 2012

PARA CONOCER A LA GENTE HAY QUE IR A SU CASA



Obsérvalo. Observa al hombre que aparece en la fotografía. Míralo bien. Fíjate en su rostro. En su cabello bien peinado. En el preciso nudo de su corbata. En esa mirada de no haber roto un plato. En la indescifrable seriedad que concentra el gesto de sus labios. Míralo bien. Tómate tu tiempo. No dejes que nada se te escape. Ahí donde lo ves, es uno de esos artistas que nunca han dejado de interesarme. Su nombre era Charles Sheeler y se hizo famoso retratando arquitecturas y paisajes industriales. Como muchos otros de sus contemporáneos, en su juventud visitó París atraído por el cubismo. Tiempo después alguien llamó "realismo cubista" a lo que Sheeler hacía. Pero retrató además, de forma casi secreta, una y otra vez, el interior de su querida casa. Le daba igual hacerlo con pinceles y lienzos que con cámara fotográfica. Vivió gran parte de su vida allí, en aquella casa de Doylestown, a 39 kilómetros de Philadelphia. Observo ahora algunas de esas obras y pienso que quizá Sheeler pretendía realizar un inventario de su vivienda, retratar cada rincón de cada habitación. Pueden verse indistintamente escenas de dormitorio, cocina, puertas, ventanas, escaleras… Charles Sheeler llamaba cariñosamente a su casa “Mi claustro”. Observando esas imágenes de su hogar, puede uno saber algo más del pintor de las arquitecturas y los paisajes industriales. Ya lo dijo Goethe, “Para conocer a la gente hay que ir a su casa”.



ALGUNAS DE SUS ESCENAS INDUSTRIALES:










ALGUNAS DE SUS ESCENAS DE ANDAR POR CASA:





















martes, 1 de mayo de 2012

SINDICATO DE PINTORES Y ESCULTORES Y UN BLOG DE VILA-MATAS

1 de mayo de 1929 
Foto: Tina Modotti
(En el centro Diego Rivera y Frida Khalo)




El ayudante de Vilnius es el título del nuevo blog en web de Enrique Vila-Matas.
Puede visitarse en el siguiente enlace: