Una falsificación es una forma de publicidad. A menos que esa falsificación sea tendenciosa. Incluso me resultaría divertido ir a ver la falsificación. Bueno, a decir verdad, tampoco me divertiría tanto. Para ver falsificaciones voy al Museo Metropolitano de Nueva York con mi amigo Robert Lebel, que me las enseña. Se tendrían que marcar las obras, poner etiquetas en las que dijese que la obra es falsa, o casi falsa o no del todo falsa... Con comentarios en los que figurase que el cuadro era un 50 por ciento falso, o un 25 por ciento o un 75 por ciento... Mostrarlo públicamente, entrar en el juego de las falsificaciones.
Yo quería cambiar mi identidad, y la primera idea que me vino fue la de tomar un nombre judío. Yo era católico y ya el hecho de cambiar de religión era un cambio. Pero no encontré un nombre judío que me gustara o que, de alguna manera, me tentara y de repente me vino una idea: ¿por qué no cambiar de sexo? Es mucho más simple. Y de ahí vino el nombre de Rrose Sélavy. Ahora suena tal vez muy bien, los nombres cambian con el tiempo, pero en aquel entonces Rose era un nombre estúpido. La doble “R” viene del cuadro de Picabia El ojo cacodilato, que está puesto en el bar “Le Boeuf sur le toit”… sobre el que Francis había pedido a sus amigos que firmaran… yo creo que escribí “Pi qu´habilla Rrose Sélavy” (Picabia lárrose cést la vie).
(Marcel Duchamp)
Marcel Duchamp retratado como Rrose Sélavy
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