martes, 5 de enero de 2010

DE GOLPE Y PORRAZO LA LUZ YA NO FUE LA MISMA

Pintura de Gonzalo Sicre
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La pintura es una de esas cosas que me obsesionan. Hay otras. No demasiadas. Digamos que las podría contar con los dedos de mis manos y de mis pies. Digamos que son menos de veinte y más de quince las cosas que me obsesionan. Digámoslo así. Digamos también que la pintura está en lo alto del ranking, compartiendo lugar con otras tres o cuatro cosas. A veces miró por la ventana y veo cuadros. Sí, en ocasiones veo cuadros. Enmarco mentalmente el espacio, lo delimito mientras observo, en trance, lo que hay ante mí. Hacer esto a veces me relaja, pero otras veces, si no logro encuadrar la escena tal y como me gustaría, me pone nervioso. La otra tarde, mientras caminaba por el paseo marítimo de Mataró, me apoyé en la barandilla y me dispuse a observar el mar. El cielo no estaba despejado, tampoco cubierto del todo, tenía un extraño color violáceo que hacía pensar en un ojo amoratado. Cuando me disponía a encuadrar un fragmento de cielo que había llamado mi atención, empezó a llover. La lluvia suele gustarme, me hace sonreír. Pero en aquel momento he de reconocer que no me gustó nada. Maldije aquella lluvia y fruncí el ceño. Luego me arrepentí. A falta de un paraguas eché a correr hacía un café del paseo marítimo. Una vez en el interior, tras pedir un cola-cao en la barra, me senté en una mesa desde la que podía contemplarse la playa. En la mesa alguien había grabado un nombre: Amanda. Leer aquel nombre no me hizo pensar en ninguna persona. Leer aquel nombre me hizo pensar en que no conozco a nadie que se llame Amanda. Es uno de esos nombres que, según el día, puede parecerme más o menos atractivo. Cuando lo leí en aquella mesa del café, me gustó. En cambio, ahora que acabo de escribirlo unas líneas más allá, me ha parecido un nombre ridículo, un tanto pomposo. En la mesa del café, bajo el nombre de Amanda, había grabada también una fecha: 3-1-2008. Me di cuenta al instante de que hacía justamente un año que la tal Amanda había grabado allí su nombre. Entonces encuadré aquella escena: el nombre, la fecha, el tazón de cola-cao, el cenicero de Marlboro, mi mano. Encuadré aquel fragmento de mesa en el que se veían esas cosas con una luz tan irreal como inesperada. Y maldije -esta vez con razón, toda la razón del mundo- la ausencia de una cámara fotográfica, una cámara cualquiera, una de esas cámaras de usar y tirar, la que fuese.

Poco después dejó de llover. De golpe y porrazo la luz ya no fue la misma.

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Pintura de Gonzalo Sicre
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Pintura de Gonzalo Sicre



5 comentarios:

entrenomadas dijo...

Hola, Álex. Feliz Año 2010!!!
Soy poco original,ya lo sé, pero...
Me alegra mucho compartir el proyecto de "Voyeur" de Pablo Gallo con un montón de gente que aprecio. Uno de ellos eres tú.

Una estupenda manera de empezar el año.

Ahora me quedo un rato en el Hotel.

Un kiss,

Marta

ÁLEX NORTUB dijo...

Pues sí, Marta, a mí me pasa exactamente lo mismo, también me alegro mucho de compartir libro contigo y otros autores a los que admiro.
Este año va a ser tremendo, sin duda.

Kisses.

39escalones dijo...

Me recuerda "La costilla de Adán", por la canción: "Mi dulceee Amandaaaaa, Goodbye, adiós, adieuuuu..."
Saludos.

carmen dijo...

La luz algo excepcional para contemplar en plena naturaleza.
El mismo sitio en distintas estaciones con diferentes luces....
Algo a nuestro alcance inmediato y que poca gente sabe apreciar.
Captar bien la luz en un cuadro algo difícil que solo los buenos pintores saben plasmar.
Amanda,como dice 39 le recuerda la pelicula de Hepburn y Tracy(pongo primero a ella,aunque el siempre iba en ese lugar,según el por propios méritos,)estupenda película .
Saludicos Alex.
P.D.A ver si me hago con el libro de Pablo Gallo.Ya tengo ganas

Ana María Espinosa dijo...

Unas pinturas magníficas, impresionante la primera.Pareciera que la casa tuviese un alma melancólica, un vacío enorme, no sé, pero es de esos cuadros que te cuentan cosas. Yo también soy una apasionada de la pintura. Me gustan tus escritos.