sábado, 23 de octubre de 2010

DIARIO POÉTICO (17)

Escena de Fantomas, Louis Feuillade, 1913


Subo. Comienzo a recitar algunos versos escritos ayer. No tardan en mofarse de ellos. De mí. Primero unos comentarios jocosos. Después insultos y gritos. No me escucho. Levanto la voz y continúo recitando. Me intuyo. Los gritos e insultos crecen y crecen y anegan la sala hasta la claustrofobia. Se levantan entonces de sus asientos y se dirigen hasta donde estoy. Me arrancan los papeles de las manos. Continúo recitando de memoria. A grito pelado. Me tapan la boca. Me zarandean. Me tiran del pelo. Me dan empujones lanzándome de aquí para allá como si fuese un balón. Terminan por tirarme al suelo. Me dan patadas y un sinfín de puñetazos. Alguien me escupe en la cara. Me retuerzo en el suelo. Siento la sangre correr nariz abajo. No tarda en bañar mis labios. Me retuerzo como una lagartija moribunda. Toso. Escupo. Jadeo. Intento gritar. Poco después veo como se alejan riendo y bromeando y sin mirar atrás. Continúo en el suelo. Mis ojos entornados comprueban con alivio la soledad que me rodea. Me toco la cara, el vientre, las piernas. El dolor inunda cada centímetro de mi anatomía. El dolor. El dolor. El dolor. Latiendo en el interior del mapa de mi piel. Menos mal que sólo es una vez a la semana, me digo, el día del recital en el taller poético. Menos mal. Una vez a la semana. Y estoy aprendiendo tanto.


5 comentarios:

carmen dijo...

Me gusta.Yo nunca me apuntaría a un taller poético con esa clase de público.
Saludicos.

puri.menaya dijo...

Hay que tener mucho valor y autoestima para defender así tu propia poesía... En cuanto a los individuos del taller poético, parecen más el público de un partido de fútbol que de amantes de la poesía. Los críticos son dspiadados, pero no se manchan las manos de sangre.

ÁLEX NORTUB dijo...

La poesía es un arma de doble filo. Hay que andarse con cuidado al agarrarla.

Anónimo dijo...

Llevo 3 horas riéndome. Ahora mismo me llevan al hospital, para reencajarme la mandíbula.

El humor. El humor también es un arma de doble filo.

ÁLEX NORTUB dijo...

Estíbaliz, espero que ya estés mejor, que hayas abandonado el hospital, no quiero en mi conciencia mandíbulas rotas.