miércoles, 20 de octubre de 2010

FELIZ QUIEN COMO ULISES HA HECHO UN LARGO VIAJE

Feliz quien como Ulises ha hecho un largo viaje I
(Eduardo Arroyo, 180 x 220 cm, óleo sobre lienzo, 1977)



"Me considero un pintor que escribe, no he dejado de escribir y seguiré escribiendo. Toda mi vida ha estado marcada por la literatura, soy un pintor al que es más fácil encontrar en una librería que en un museo".

“Había algo absurdo en querer escribir e irte a París, según ganabas fuerza en la lengua francesa perdías tu lengua, luego vino la confusión con el italiano creando una extraña ensalada. Yo dibujaba desde niño, publicaba caricaturas a los 14 años, y cuando llegué a París comprendí que podía decir ciertas cosas mejor con la pintura que con la literatura. Sin darme cuenta, me convertí en pintor ayudado por una serie de azares afortunados como encontrar una galería sin buscarla y vender. Gracias a ellos, rápidamente me convertí en pintor”.

"La coherencia de mi pintura es la incoherencia de mi estilo. El detonante fue la ausencia de una formación escolástica. Mi manera de pintar era ajena a cualquier tradición académica. Eso en París, en un momento en el que se luchaba contra la abstracción reinante, produjo rápidamente un interés por una manera de pintar que sigue siendo reconocible hoy".

"Creo que cuando el motor no funciona hay que echarle gasolina y antes de que te llegue la angustia hay que echar mano del periódico, algo fundamental, luego de algún libro, preferiblemente poesía, y darte una vuelta por la calle y empezar a mirar. Con esas tres cosas sales del atolladero. Luego, cuando empiezas a pintar, entras en otra dinámica en la que van llegando otras cosas. El cuadro te absorbe hasta el punto de que no dejas de pintar ni durmiendo, la obsesión es enorme. Te fajas con ese objeto animado, te peleas con él durante unas semanas y cuando le ponen contra la pared, porque ya está terminado, en ese momento te llega algo del cuadro venidero".

"Se ha creado una situación insoportable, una cosa que se llama doble mercado. Yo conocía un solo mercado, el de la oferta y la demanda, el del coleccionista, en el que llegabas a un museo cuando tenías 80 años, no como ahora que entras con 20. Se ha creado un segundo mercado en el que por un lado está el coleccionista privado que arriesga su dinero y por otro el estado que fomenta la presencia de artistas que trabajan sólo para los museos del estado. Son obras que sólo caben en museos y que les encargan los museos de las diferentes comunidades autónomas. Yo cuando pinto no se para quien lo hago ni si venderé el cuadro".

Eduardo Arroyo entrevistado en el periódico La Vanguardia en marzo de 2009




Feliz quien como Ulises ha hecho un largo viaje II

(Eduardo Arroyo, 220 x 180 cm, óleo sobre lienzo, 1977)




Eduardo Arroyo





1 comentario:

carmen dijo...

Es que ahora hay demasiado mercantilismo con respecto a la pintura.
En realidad un artista como tal pinta sin saber para quién lo hace y ni siquiera si lo podrá vender.Cuantos artistas que no vendieron cuadros durante su vida artística y ahora son cotizadísimos.Mucho ha cambiado....
Saludicos.

Me gusta la pintura de Arroyo.