miércoles, 28 de mayo de 2014

EL PROCEDIMIENTO

Pintura de Hendrik Van der Borcht


Dos meses después de haber comprado un aparato tecnológico en una gran superficie, de un día para otro, el aparato dejó de funcionar. Como estaba en garantía, me acerqué hasta la gran superficie y allí me dijeron que el procedimiento era el siguiente: Ellos me daban un número de teléfono de un servicio técnico al que yo debería llamar, entonces el aparato sería recogido en mi domicilio y, 15 días después, me lo devolverían arreglado o me darían uno nuevo, todo sin el menor coste por mi parte. Con esta idea me fui a casa y al llegar llamé al número de teléfono del servicio técnico y les explique mi caso. Tras darles la referencia del producto, los del servicio técnico me dijeron que con ese aparato el procedimiento era el siguiente: Debía acudir a la gran superficie y allí debían devolverme el dinero o darme un aparato nuevo al momento, y si ponían alguna traba, debían llamarles para salir de dudas. Con esa idea llamé por teléfono a la gran superficie. Tras explicarles lo que me habían dicho en el servicio técnico, me dijeron que en ningún caso seguían ellos ese procedimiento, que el procedimiento era otro, que tendría que acercarme a la gran superficie y que ellos mismos me tramitarían el envío del aparato al servicio técnico. Insistí en el procedimiento que me habían explicado los del servicio técnico. La gran superficie insistió en que el procedimiento correcto era otro. Al día siguiente fui a la gran superficie y, educada pero tajantemente, les explique mi caso y el procedimiento explicado por el servicio técnico, les di su número de teléfono y les pedí que hiciesen el favor de llamarles. Para mi sorpresa, el chico del mostrador dijo enseguida que sí con cara de circunstancia y desapareció por una puerta cercana. Tras diez minutos de espera, reapareció y me dijo que sí, que lo habían comprobado y que debían devolverme el dinero o darme un aparato nuevo. La alegría que sentí en aquel momento, la alegría de meterles su puto procedimiento por el culo, fue una de las mayores alegrías que he sentido en los últimos diez años. Un instante después, una chica joven y decidida me acompañaba por los laberínticos pasillos de la gran superficie para realizar el ansiado cambio de mi aparato tecnológico.  


2 comentarios:

39escalones dijo...

Y ahora es cuando toca decir que el aparato tecnológico era una yogurtera, una sandwichera, un sacapuntas eléctrico, un cuchillo mecánico, u otro elemento decisivo para el progreso de la humanidad...
Caramba con los procedimientos...
Saludos

Álex Nortub dijo...

Sí, tendría más gracia que el aparato tecnológico en cuestión fuese uno de esos que nombras, pero la verdad es que era un proyector y lo necesitaba cuanto antes para mi trabajo y estuve a punto de hacer una locura con tanto mareo de procedimiento. Esta visto que los procedimientos los carga el diablo. Saludos.