Grabado de Jean Duvet, La caída de Babilonia, de la serie Apocalipsis
A veces, por la noche, cuando
todos parecen dormir y en la calle reina un silencio sepulcral, abro un libro
del grabador Jean Duvet y paso un buen rato observando sus obras. No sabría
muy bien decir por qué, pero siempre lo hago por la noche. Creo que nunca he
observado sus grabados durante el día, y menos aún con la luz del sol. Bueno,
recuerdo haber comprado ese libro hace muchos años en la librería del museo del
Louvre, y recuerdo haber observado esos grabados con la luz artificial de los
focos y lámparas que iluminaban la librería del museo, pero a partir de aquel
momento nunca he vuelto a observar los grabados de Jean Duvet en otro momento
que no sea de madrugada, rodeado de ese silencio y ese sosiego que no logro
encontrar en cualquier otro momento del día. Poco sé de Jean Duvet. Sé que nació
en 1485. Sé que está considerado como el primer gran grabador francés. Sé que
sus obras transmiten un intenso y oscuro sentimiento religioso. Sé que en sus
grabados se refleja su horror vacui, su incapacidad para dejar espacio sin
llenar, un mínimo espacio en blanco para coger aire. Siempre son escenas llenas
de gente. Escenas repletas de mil y un detalles que atrapan fácilmente la
mirada del espectador. Escenas que equilibran mis noches, las noches en las
que no puedo dormir y el silencio y el sosiego me rodean, me acorralan, me asaltan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario