domingo, 6 de julio de 2014

ENCUENTRO CONMIGO MISMO


El otro día vi a Álex Nortub por la calle. Le vi de lejos. Caminaba solo. Decidí seguirle. Hubo un momento en que se paró a ver un escaparte. También yo me paré y le observé durante un buen rato a cierta distancia. Desde donde me encontraba no podía ver a que tienda pertenecía el escaparate ante el que, ensimismado, permanecía Álex Nortub. Por su expresión de ceño fruncido y mirada entornada, pensé que sería una librería. Después echó a andar, y al poco tiempo me encontré a la altura del escaparate y pude comprobar que la tienda en cuestión era una charcutería. Carnes y fiambres era lo que había estado mirando Álex Nortub durante diez minutos. Seguí de nuevo sus pasos, que me llevaron hasta el portal de un edificio en ruinas. Allí entró Álex Nortub y le perdí de vista. Tras esperar un rato, decidí acercarme y empujar la puerta. Se abrió y me encontré con un solar inmenso. Me asomé. No había ni el menor rastro de Álex Nortub. Regresé a casa  decidido a cenar una ensalada con mucho aguacate.



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