El otro día vi a Álex Nortub por
la calle. Le vi de lejos. Caminaba solo. Decidí seguirle. Hubo un momento en
que se paró a ver un escaparte. También yo me paré y le observé durante un buen
rato a cierta distancia. Desde donde me encontraba no podía ver a que tienda
pertenecía el escaparate ante el que, ensimismado, permanecía Álex Nortub. Por
su expresión de ceño fruncido y mirada entornada, pensé que sería una librería.
Después echó a andar, y al poco tiempo me encontré a la altura del escaparate y
pude comprobar que la tienda en cuestión era una charcutería. Carnes y fiambres
era lo que había estado mirando Álex Nortub durante diez minutos. Seguí de
nuevo sus pasos, que me llevaron hasta el portal de un edificio en ruinas. Allí
entró Álex Nortub y le perdí de vista. Tras esperar un rato, decidí acercarme y
empujar la puerta. Se abrió y me encontré con un solar inmenso. Me asomé. No
había ni el menor rastro de Álex Nortub. Regresé a casa decidido a cenar una ensalada con mucho
aguacate.
Palabra de Martin Scorsese
Hace 1 día
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