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Poseo un sinfín de libros dedicados por sus autores. Me gusta mucho tener los libros dedicados. Los ojeo de vez en cuando para comprobar que las dedicatorias siguen ahí. Creo que una dedicatoria es algo muy íntimo. Me gusta imaginar que llegará el día en que mi gran colección de libros dedicados la heredarán mis hijos. Y con el tiempo mis nietos. Y así sucesivamente. Caigo en la cuenta de que para lograr esto, primero es necesario tener descendencia. Hasta ahora no estaba entre mis planes lo de tener descendencia, pero haría lo que fuese por legar mi colección de libros dedicados a mis hijos, así que me digo que pronto deberé ponerme a ello.
He de confesar que todas y cada una de las dedicatorias que poseo son falsas. Son dedicatorias que yo mismo invento, falsas dedicatorias dirigidas a mí por escritores a los que admiro. Empecé a crear estos simulacros dedicados por timidez. Acudía a la feria del libro cada año, pero me daba vergüenza acercarme a los escritores. Lo escritores me dan miedo, con sus cabezas de escritores, sus manos de escritores, sus dientes de escritores. Tiemblo al pensar en ellos. Aunque lo deseaba con toda mi alma, nunca me atreví a pedirle a escritor alguno que me firmase sus obras. Por eso empecé a realizar falsificaciones. Ahora las utilizo para impresionar a las visitas. Cada vez que invito a casa a mis amigos, les muestro algunos de mis libros dedicados. Les aviso siempre de que tienen un gran valor, de que deben tratarlos con sumo cuidado. Ellos muestran gran asombro. Los ojean sin apenas atreverse a tocar la página en la que aparece la dedicatoria, como si estuviera hecha de un finísimo cristal cortante. Admiran mi colección mientras yo me inflo de puro orgullo. Me encanta mirar a mis amigos por encima del hombro, mostrar una condescendencia que sin duda no merecen. Cuando se van, cuando me quedo solo, rememoro sus caras de estupefacción. A veces he llegado a sorprenderme riendo sin ton ni son, encogido de hombros, mientras acaricio alguno de mis libros como si fuese un gato persa. El escritor del que poseo un mayor número de ejemplares falsamente dedicados es Enrique Vila-Matas. Me gusta el dibujito de un misterioso hombre con sombrero que realiza cada vez que dedica un libro. Así que, poco a poco, tras muchas horas de entrenamiento, he ido perfeccionando ese dibujo a partir de varias dedicatorias suyas que encontré en Internet. También he perfeccionado su firma. Las falsas dedicatorias de Vila-Matas son, con gran diferencia, las que mejor me salen. Mucho mejor que las de Quim Monzó o las de Sergi Pámies. He pensado incluso que, tal vez, nunca se sabe, pudiese interesarle al Sr.Vila-Matas contratarme como negro de sus dedicatorias. Yo estaría dispuesto a firmar al día los ejemplares que hiciese falta si el sueldo así lo merece. Creo que sería un trabajo bonito. Muy bonito. Precioso. Creo que sería el trabajo perfecto para mí. Podría incluso montar una pequeña empresa dedicada a ello. Creo que funcionaría; es bien sabido que a los escritores no les gusta nada eso de tener que firmar un montón de libros y sonreír al mismo tiempo. A nadie en su sano juicio puede gustarle algo así. Mi empresa se ocuparía de este trance tan engorroso por el que los literatos han de pasar cada vez que sacan al mercado una nueva obra. Un doble firmaría los ejemplares necesarios. Yo mismo podría caracterizarme como el escritor en cuestión. Me gusta mucho disfrazarme. Sería un gran éxito, no cabe duda. Estaría presente en las ferias del libro de todo el mundo. Dedicaría libros en mil y un idiomas. Los escritores más célebres acudirían a mí. Llegaría un punto en el que tendría que decirles que no doy abasto, que no admito más clientes. Muchos escritores me suplicarían que trabajase con ellos. Llorarían a mis pies. Me haría rico con mis falsas dedicatorias. Hasta ahora no estaba entre mis planes lo de hacerme rico, pero que le vamos a hacer, así es la vida, sería un hombre rico dedicado a hacer realidad un sueño. Mis hijos –esos que tengo que ponerme a hacer un día de estos- heredarían tan productiva empresa. Y con el tiempo sería de mis nietos. Y así sucesivamente.
Sí, ya lo veo, bien grande, con luces de neón, un precioso cartel en el que puede leerse Dedicatorias Nortub.
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ALGUNAS FALSAS DEDICATORIAS DE VILA-MATAS:
16 comentarios:
La de Dietario voluble la hice yo realmente.
Vila-Matas
Sí, es cierto. Quería hacerla pasar por falsa, pero salta a la vista que no lo es. Aquel día me armé de valor.
JA JA JA .Lo que me has hecho reír con tu fantasía de ser "dedicador" de libros de autores conocidos.
Lo siento Alex ,pero todo lo que dices de las dedicatorias falsas,no me lo creo.
Si decides dedicarte a ello,ten cuidado con el tintero.Si lo derramas podrías arruinar algún que otro ejemplar y entrar acto seguido a engrosar las listas-ya de por sí gruesas- del paro.
Saludicos.
Querida, Carmen,
a mí no me parece tan descabellado. Un poquito sí. No lo negaré. Pero cuando me propongo algo...
Quién sabe si el dibujo llegará a ser un icono mundial: Hithcock dibujó su famoso perfil en unas postales de Navidad, y hasta hoy...
Saludos.
Ojala sea un icono mundial y mis hijos hereden todas estas falsas dedicatorias que poseo.
¿Qué hijos?
Sí, es cierto, todavía no tengo hijos. Pero uno de estos días, one of these days, voy a ponerme a ello, a hacer hijos a diestro y siniestro, sólo con la intención de que ellos hereden y cuiden y alimenten todas y cada una de mis falsas dedicatorias. Cuando me propongo algo...
¡Qué bueno!
Me encantó pasar por tu estupendo blog.
Gracias, Ana María, me alegro de que te haya gustado mi hotel. Vuelve cuando quieras, la puerta siempre está entreabierta, sólo hay que darlé un pequeño empujón (a veces chirría un poco, son las visagras, tengo que cambiarlas un día de estos, one of these days).
Siempre he tenido una mente abierta a la hora de convertirme en heredero de emolumentos y royalties... Quiero decir, que si hay divisas de por medio, me dejo adoptar con una facilidad pasmosa.
Agradezco el ofrecimiento, Alfredo. Lo pensaré. Más vale hijo adoptado en mano que cien hijos biológicos volando hacia cualquier parte.
¿Y este Vila-Matas con el que dialogas aquí, también es falso? Tal vez, yo soy un apócrifo de mí misma y no me he dado cuenta.
Pues no lo sé, Lao, no sé si el Vila-Matas que aparece aquí es falso. Podría ser verdadero, aunque me parecería extraño que lo fuese, pero nunca se sabe, también me pareció extrañísimo que mi blog apareciese en su lista shandy de blogs. Creo que nos quedaremos con la duda.
Lo bueno de las dudas es que parecen multiplicarse exponencialmente, y llegan a alicatar o empapelar el universo entero, y sin embargo, son muy suyas, las dudas: una a una o de dos en tres, caben en un vaso de dudoso contenido, quiero decir: son de dudosa aproximación, inconsistente presencia y sospechoso alejamiento en polvorienta fuga.
Son estupendas y las adoramos.
¡ V i v a n l a s d u d a s !
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