EL MUNDO
Ruben Amón París
La nouvelle vage ha perdido la referencia absoluta de Eric Rohmer. Tenía 89 años y bastantes achaques, pero conservaba la lucidez y la inquietud en su apartamento parisino. Allí pudimos entrevistarlo hace unos meses porque se conmemoraba el 50 aniversario de 'La nouvelle vague'. También supimos entonces que no tenía pensado hacer más películas.
"Mi impresión es que no voy a hacer más películas. Me condicionan mucho mis limitaciones físicas. Yo soy un director que necesita emplearse, sudar en los rodajes. Y si no puedo hacerlo, prefiero quedarme en casa. Aunque me impresiona el ejemplo de Manoel de Oliveira".
Quiere decirse que la última película de Rohmer puede considerarse 'El Romance de Asrtrée y Celadón'. Fue estrenada en 2007, recubierta de premios y convertida en la quintaesencia de su cine. Las razones las explicaba él mismo a EL MUNDO en otra entrevista.
"Mi filosofía no ha cambiado ni creo que vaya a hacerlo. Siempre he pensado que una película merece la pena cuando se puede llegar a la esencialidad. También creo necesario dejar un espacio al azar. Y es entonces cuando se producen esos azares tan valiosos. Paradójicamente, en mis películas todo es fortuito... menos el azar. De ahí se deriva o se desprende que todos los riesgos de mi carrera, que han sido muchos, hayan estado siempre calculados. ¿Una nueva película? Bergman anunció muchas veces su última película, su retirada, su despedida. Pero cuántas últimas películas hizo, ¿no?", se preguntaba el cineasta francés.
Eric Rohmer había nacido en Correze en 1920 y se había dedicado al oficio de germanista antes de desempeñar el papel de crítico de cine y de director. Fue seis años redactor de los 'Cahiers du cinéma' y formó parte de los grandes reivindicadores de Hitchcock.
Su primera película, 'Le Signe du Lion', llegó a los cines en 1959 como referencia de la 'Nouvelle vague', aunque le dieron más fama la pentalogía de los 'Cuentos morales' (1962-1972), 'Le rayon vert', premiado en Venecia con el León de Oro (1986) y la tetralogía de los cuentos de 'Primavera' (1990), 'Verano' (1992), 'Otoño' (1994) e 'Invierno' (1998).
Más tarde se produjo en Venecia el estreno de 'La inglesa y el duque' (2003), aunque la unanimidad del público y de la crítica sobrevinieron con 'El romance de Astrée y Celadón'. Probablemente porque Rohme se ha convertía indistintamente en pintor, fabulista, director teatral y cineasta.
7 comentarios:
Vaya, justo estos días estaba haciendo un ciclo de este director!
Una lástima pero por suerte nos deja muchísimas películas.
Pues a disfrutar del ciclo!
A mi me gusta su cine, mucho.
Y aún me quedan algunas películas suyas por ver. Habrá que ponerse al día.
El único cineasta de la nouvelle vague que no rebló. Tiene de todo, cosas más potables que otras, pero una sensibilidad, por infrecuente, exquisita.
Saludos.
Cierto, una sensibilidad exquisita.
A disfrutarlo!
Me sumo al homenaje.
A continuar viendo y haciendo circular sus películas como un legado, como una antorcha. Rohmer-farero. Rohmen custodiando el faro y encendiendo su luz por la noche.
Me ha encantado tu hotel. Siempre llevo sombrero.
Un abrazo.
Gracias Jose y gracias Mariel por vuestros comentarios.
Viva Rohmer!
Un abrazo.
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