“Sí, había algo parecido a un hombre a los pies de mi cama, con un traje blanco lleno de adornos, de tachuelas, o así. Llevaba un águila dibujada en el traje. No sabía si estaba soñando o es que me acosté completamente borracho porque estuve de copas con los colegas del Egeo Sum*. Serían las cinco de la madrugada. Ese hombre había encendido las luces de la habitación. Cuando lo vi, quise chillar de terror, pero no pude, me fallaron las cuerdas vocales. Fue ese hombre quien hizo que mis cuerdas vocales enmudecieran. Luego, al mirarme a los ojos, ese hombre consiguió que me serenase. Sí, ese hombre tenía poderes telepáticos, o lo que fuese. El caso es que ya no quise chillar, y ya no estaba aterrorizado. Entonces me di cuenta de que ese hombre o era Elvis Presley o iba disfrazado de Elvis Presley o era una réplica mutante de Elvis Presley o un muñeco de cera de Elvis Presley. Lo más sencillo es que fuese Elvis Presley, es decir, la primera opción. Por fin, ese hombre me hablo y me dijo que sí, que era Elvis. Me dio la mano. Llevaba sortijas muy grandes y horteras en los dedos. Mi miedo se convirtió en felicidad, exaltación. Pues yo soy fan de Elvis. Tío, era Elvis. Para mi Elvis es Dios en la Tierra.”
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Manuel Vilas, Aire Nuestro (Alfaguara, 2009)
8 comentarios:
Vaya, veo una parte de mi cara justo bajo la del Rey y no me chirría nada. Entre productos de laboratorio siempre hubo querencia...
Saludos.
Ya no exiten laboratorios como los de antes, Alfredo, la química está de capa caída.
Saludos.
De nuevo por aquí Nortub. De nuevo atraído por tus juegos literario-malabares. Sorprendente la imagen, cuanto menos. Y el texto de Manuel Vilas digno de leer al completo. Recomiendo su "Aire Nuestro". ¡Cómo si mereciera la pena! ¿Cuántos lo habrán hecho antes que yo?
Salud
Un placer leerte de nuevo por aquí, Culturajos. Sí, Aire Nuestro es un soplo de aire fresco. Merece la pena recomendarlo.
Salud cordial.
La cara me asusta.Lo que has puesto de Vilas me encanta,y Elvis es magia.
Saludicos.
Elvis es el rey. Y Frankestein, al fin y al cabo, lo único que quería es que lo amasen tiernamente, como Elvis en su "Love me Tender".
Saludos dillingerianos.
Carmen, como bien dice Manuel Vilas, Elvis es Dios en la tierra.
Pues sí, Dillinger, imagino a Frankenstein cantando "Love me ternder", con voz grave y desafinada, y le sienta como anillo al dedo.
Pues sí, o se es Dios o se es Elvis, los demás somos gente de segunda.
Elvis Saves.
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