jueves, 26 de abril de 2012

ACARICIANDO LA LOCURA COMO SI FUESE UN GATO MORIBUNDO

Tal vez fue un jueves pero ya no lo recuerdo. Fumando y echando el humo sin gracia alguna. No puedes dejar de pensar en ello, me dijo con toda la razón del mundo. En el muelle, donde esperaba la barcaza. Estoy en la habitación en la que murió Marilyn. Aquel hombre saludaba agitando su mano derecha. El año de mi graduación, me compré una motocicleta roja. Las hojas de los robles danzaban formando remolinos.  Detrás, detrás del sofá, estaba el gato muerto, y la habitación apestaba. Si tuviese una cerilla prendería fuego al ascensor mientras subo en él. No me gustaría morir en la nieve, preferiría arder en el infierno. Colgué el post después de la cena. Nunca buscó alterar la realidad sino mostrar ciertos detalles. Más tarde, utilizó el cuchillo para untar la tostada. También me dijeron que no mirase hacia atrás. Bullimos. Ya dormido. El tren de cercanías está averiado. Cloaca.



martes, 17 de abril de 2012

SUEÑO BORGIANO CON COCA-COLA



La otra noche soñé que Jorge Luis Borges estaba en mi casa, de visita; se sentaba en el sofá y allí pasaba la tarde. Aprovechando la ocasión, le ofrecía uno de sus libros para que me lo dedicase. Tras dejar el libro en sus manos, me iba a otra habitación en busca de un bolígrafo. Al regresar Borges me decía que me dictaría esa dedicatoria, que yo mismo la escribiría, que su escasa visión no le permitía hacerlo. Entonces, al abrirlo, me encontraba con que el libro ya estaba dedicado. Era mi letra la que allí aparecía. Se trataba de una de esas dedicatorias inventadas por mí que pueden encontrarse en muchos de los libros que permanecen en mis estanterías. Suponiendo que Borges no podría verme hacerlo, simulaba escribir la dedicatoria que él me dictaba. Pero después me pedía que la leyese en voz alta, y pasaba un mal rato haciéndolo porque debía recordar exactamente cada una de las palabras que me acababa de dictar y que yo no había escrito. Al terminar, sonriente –con una sonrisa entre estúpida y piadosa-, Borges me pedía una Coca-cola. A partir de entonces empezaba a hablar como una locomotora y solo se detenía muy de vez en cuando para dar algún que otro pequeño sorbito de la chispa de la vida. Al final, como si se tratase de uno de esos amigos pesados que todos hemos sufrido alguna vez, deseaba que se fuese y me dejase tranquilo con mis cosas.

lunes, 16 de abril de 2012

EL REY PÁLIDO








En la imagen pueden ver al rey Juan Carlos I con dos ejemplares de la novela póstuma de David Foster Wallace entre las manos.

viernes, 13 de abril de 2012

VOLVER ANTES QUE IR



Hoy, 
viernes 13 de abril, 
a las siete y media de la tarde, 
asistiré en la Librería Proleg (c/Sant Pere Més Alt, 46)
a la presentación del libro de Flavia Company 
titulado Volver antes que ir.


jueves, 12 de abril de 2012

NADA SABEN LOS IDIOTAS DE ADICCIONES LITERARIAS

Woody Guthrie


1. Ayer estuve allí, en la calle Buenos Aires, en la Librería Bernat, en la presentación del libro Aire de Dylan de Enrique Vila-Matas. Aproveché la ocasión para comprarme el libro. Ahora empiezo a leer Aire de Dylan mientras suena de fondo una canción de Woody Guthrie. Siempre que leo a Vila-Matas suena música de fondo. Es un escritor al que no me atrevo a leer en silencio. Sé que si leyese en silencio uno de sus libros de principio a fin, algo terrible me sucedería. Sé que temería continuamente ser abducido por sus páginas. Terminar convertido en literatura.

2. Una vez, hace años, leí en silencio durante media hora ciertas páginas de un libro de Vila-Matas. Mi vista se fue nublando poco a poco y, sobre el papel, las palabras se convirtieron en una bruma hipnótica. No pude evitar ir acercando mi cara al libro hasta aplastar la nariz contra él. Después me desmayé. Cuando recobré el conocimiento, el libro de Vila-Matas seguí allí, y yo creía ser uno de sus personajes. Una temporada de visitas a un psicólogo logró borrar esa idea de mi mente. Aprendí la lección. Nunca he vuelto a hacerlo. A partir de entonces, y por expresa recomendación de aquel psicólogo, antes de empezar a leer cualquier libro de Vila-Matas pongo música de fondo. Es una música de la que tan sólo espero que me mantenga en contacto con la realidad. Lo más terrible de todo esto es que soy un enamorado de los discos de vinilo. Estos discos suelen tener una duración menor que los discos de cd, por lo que debo estar bien atento para darles la vuelta en cuanto terminan. Algún idiota, tras contarle mi problema, me ha dicho que deje de leer a Vila-Matas. Nada saben los idiotas de adicciones literarias.  

3. Sé que el disco Woody Guthrie está punto de acabarse. Cierro Aire de Dylan y me dirijo al tocadiscos. Observo el vinilo girar mientras suenan los últimos acordes de la canción. Gira sin prisa, mostrando con orgullo su negritud abrumadora.



(Para ver el vídeo de la presentación de Aire de Dyaln pinchar sobre la foto)

martes, 3 de abril de 2012

UNA FOTO DE AYER



No soy fotógrafo. Poco sé de fotografía. Pero ayer hice una foto de la que estoy contento. Todo lo contento que puede estar uno al hacer una foto sin ser fotógrafo. Que no es demasiado. Pero la dejo aquí. Por eso la dejo aquí. Si no estuviese contento, la habría borrado de la tarjeta de memoria. También la habría borrado de mi memoria. En cambio, ahora, permanece en todas las memorias que tengo cerca. La mía, la de la tarjeta de la cámara, la del ordenador. En la foto puede verse una árbol. Tumbado. Iluminado por el sol. Con un inesperado fondo oscuro. Así me lo encontré. En realidad parece una explosión de enlaces neuronales. Un explosión de memoria. Una explosión de explosiones. O algo así.