Cada día, desde el año 1972, cuando da por terminada su jornada laboral, Roman Opalka se autorretrata fotografiándose.
Nacido en Francia en 1931 pero descendiente de polacos, la infancia de Opalka estuvo marcada por la Segunda Guerra Mundial. Estudió pintura, escultura y grafismo en la Escuela de Bellas Artes de Lodz, entre los años 1951 y 1956.
A partir de 1965, obsesionado por el paso del tiempo, comienza su serie Infinity paintings, el proyecto de su vida, pinturas infinitas que se basan en el principio fundamental de la progresión.
Su primer cuadro comienza con el número 1 dibujado en blanco sobre fondo gris en la parte superior izquierda de la tela, hasta que, sumando unidades en series numéricas, alcanza la cifra 35.327 en la parte inferior derecha.
Cada nuevo cuadro enlaza con la cifra en la que termino el anterior.
Todas las obras están realizadas con la misma técnica, un pincel fino y pintura blanca sobre fondo gris.
Todas las obras tienen exactamente el mismo tamaño.
Cada obra es acompañada por una grabación sonora, grabación en la que puede escucharse la voz de Opalka enumerando con parsimonia y en polaco las cifras que va dibujando sobre la tela.
En 1998, su serie Infinity paintings, en la que hoy en día continua trabajando sin el menor respiro, alcanzaba ya la cifra de cinco millones.
Así que ahora, mientras escribo todo esto, no puedo dejar de imaginar a Roman Opalka, hoy mismo, como cada día desde el año 1972, realizando un nuevo autorretrato fotográfico cuando, tras pasar el día dibujando un sin fin de números blancos sobre fondo gris, considere concluida su jornada laboral.
2 comentarios:
Este señor se encarga de demostrarnos que el infinito es terrorífico
Vaya jornada laboral más aburrida tiene este pintor, es como si un escritor escribiera una a y al día siguiente ab y luego abc...
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