martes, 12 de mayo de 2009

Antonio Vega




Texto recogido del blog de Alberto Olmos que a su vez lo ha recogido del blog de David Capón:


LA CHICA DE AYER

Cuando suena “La chica de ayer” respiras hondo y enciendes un cigarro. Significa que te vas. La función ha terminado, y tanto si ha salido bien como si la ginebra estaba aguada, no se admiten reclamaciones, amigos. Suena la canción y la cantas con las únicas fuerzas que te quedan. Te sorprende que todavía estés en pie y no te hayas desmayado de puro sueño y cansancio. Observas a la gente y buscas alguien con quien tomarte una última copa al salir. Una chica a la que dejar en casa cuando amanezca.

No encuentras a la chica del brugal con limón y observas cómo aquella del pelo corto que te atravesó con su sonrisa mientras le aceptabas el dinero, se besa largamente con el tipo alto y tatuado de la gorra. Un tipo con suerte piensas. Un tipo con demasiada suerte. Sigues buscando alguien a quien ofrecerle el último chupito antes del cierre, pero las gemelas ya se han ido y te irás solo a casa.

“La chica de ayer” suena con la ternura de las canciones que ya estaban escritas antes de haberlas escrito. Recuerdas que mañana será un día duro, que apenas te quedan horas para dormir, que tienes hambre y una carta de rechazo por abrir encima de la cama. Entonces sientes esa ligera depresión que te da la barra en noches como esa.

El próximo viernes dedicaré “La chica de ayer” a todos esos chicos que guardan un sueño detrás de la barra. A los que te sirven el cortado, amables y sencillos, después de haber sido vapuleados en un casting horas antes. A todos aquellos que no pueden evitar pensar en ese guión a medio terminar mientras te toman nota de la comida. A las chicas que esconden sus zapatillas de ballet detrás del friega platos. A todos los que tienen ganas de salir corriendo y buscar algo mejor ahí fuera, lejos de la cafetera y la máquina de hielo. A los que se sienten viudos si no le presentas a la chica de las pecas, los que al salir siempre tienen algo que hacer, los que lucen ojeras antes del examen, los que olvidan el número de la mesa pero no el nombre de su personaje, los que caminan con los mismos zapatos desde que aprendieron a caminar, los que saben rimar la palabra oscuridad, los que miran las copas de vino antes de servirte el Ribera, los que coleccionan cicatrices orgullosos y sobre todo a los que les resuenan todavía en los tímpanos el portazo que les dieron en Abril. Cantaré la canción y me acordaré de ellos, de vosotros, de los camareros pluriempleados que duermen planchando el curriculum bajo la manta.

"Un día cualquiera no sabes qué hora es…”

No existe mejor final para el principio de una canción.

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Uno de mis textos favoritos de Algunas ideas buenísimas que el mundo se va a perder. Obra de David Capón /
Supercrisis.

Antonio Vega murió hoy.



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7 comentarios:

entrenomadas dijo...

Me gustaba y me gustará siempre.

M

Álex Nortub dijo...

A mí me pasa un tanto de lo mismo, Marta.

Kisses.

el lector dijo...

yo he amado, física, platónica, musicalmente a la chica de ayer. la chica que me ha acompañado siempre, la que se busca, la que se encuentra, la que no se quiere encontrar.

bambu222 dijo...

Bonito homenaje a Antonio Vega,el texto me ha emocionado.Hoy,todos lloramos un poco,pero nos ha dejado su música.

39escalones dijo...

Estupendo homenaje, Álex. Un preludio magnífico a una canción sublime.
Saludos.

Farrapos de Gaita dijo...

Alex, como precisamente estaba estos días leyendo el libro de Olmos, tu entrada me ha servido de excusa para escribir (o mejor dicho, para escribir sobre por qué no escribo) de la muerte de Antonio Vega. Un abrazo, amigo.

Nereida dijo...

No sólo me ha gustado tu escrito, dedicado a La Chica de Ayer de Antonio Vega, me ha emocionado también: Admiro el arte en general,a muchos artistas y a aquellos que pretenden serlo.
En estos tiempos de crisis económica, laboral, de endurecimiento de ideologías, me admira que hay personas que trabajan día a día tejiendo el tapiz de su vida con hebras de esfuerzo e ilusión. Derrochando trabajo. Sudando la gota gorda para no dejarse vencer por asuntos menos artísticos y más crematísticos, con mejor salida laboral y más reconocimiento social. Conscientes de que no tienen muchas probabilidades de poder vivir con el producto de su esfuerzo, de su arte. Y a pesar de todo siguen, no se dejan vencer. En trabajos malpagados, con contratos, si es que los tienen, leoninos, se costean sus trajes, sus zapatillas, sus escuelas de drama, en fin, luchan por lo que quieren. Y a mi, éso, me parece una de las Artes más admirables y dignas de reconocimiento que pueda haber, señores: el Arte de soñar y trabajar por conseguir nuestros sueños en esta vida.
Desde aquí mi ovación, llena de cariño y admiración por todos los que, desde detrás de las barras de los bares, sentados en los parques, cuidando niños ajenos, fregando suelos en casas de otros, haciendo cola en la fila del ..gésimo casting, quieren ser artistas.
tengo dos hijas jovenes, 21 y 16 años, llevan aprendiendo ballet clásico desde pequeñas. A pesar de los ensayos,nervios de los finales de curso, que se juntan con los exámenes del colegio/instituto/universidad. A pesar de lo costoso que es en términos de dinero y esfuerzos, siguen adelante, porque, simplemente sienten el baile, como parte de sus vidas ya. La mayor también se busca trabajillos, para ayudar un poco.

Con todo mi cariño
Nerea