Estimados huespedes,
Nada me gustaría más que volver, pero debido a la falta de tiempo me siento incapaz de establecer el regreso. Llevar un hotel (me refiero a llevarlo bien, con cierta clase) no es cosa fácil. Así que, hace algún tiempo, dejé este texto programado para que apareciese aquí hoy. Y, aunque me siento incapaz de establecer el regreso, he ideado alguna que otra fórmula para que este hotel junto a la vía pueda seguir en funcionamiento sin tener que echar a la calle de un día para otro a todos mis huéspedes:
A) Poner en venta mi hotel.
Por un precio razonable, casi regalado, daría al comprador las llaves de todas y cada una de las habitaciones, es decir, la contraseña de blogger con la que poder acceder a este hotel junto a la vía y, una vez dentro, podría el comprador en cuestión decorarlo a su antojo. (Agradecería que se anunciase por doquier la venta de mi hotel, se ruega que el comprador sea una persona solvente y responsable, agradecería también un breve currículo).
B) Realizar un suicidio ejemplar.
Quitarme de en medio pero seguir en el candelero. Sí, últimamente me ha dado por pensar que no estaría mal seguir el blog de un suicida, alguien que habiéndose quitado la vida hubiese dejado cientos de entradas programadas para que vayan apareciendo, por ejemplo cada miércoles, por ejemplo a las 9:00 horas, como si aquí no hubiera pasado nada. En definitiva, mantener vivo mi hotel habiéndome ido un poquito más allá.
Estas son las dos opciones que he sopesado. Cada cual más ridícula, lo sé. Aunque no dudo que, cualquiera de las dos, funcionaría a las mil maravillas, y, lo que para mí es más importante, no tendría que dejar en la calle, en pleno invierno, sin tener a donde ir, algunos con familia numerosa, ni a uno sólo de mis queridos, estimados y apreciados huéspedes. Les ruego me den su opinión sobre mis planes. Aunque he de confesarles que tal vez, por mucho que opinen, cuando sus opiniones aparezcan ya esté decidido el futuro de este hotel.
Les saluda, siempre junto a la vía, atentamente,
la dirección del hotel.
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La muerte de Marat (1793), pintura de Jacques-Louis David
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estrümd dim tart em dermtümd
14 comentarios:
Querido Marat, no me convencen las soluciones que plantea. Aunque he de reconocer, que es romántico y matemático el hecho de programar entradas tras el suicidio. En cualquier caso, si no se matase tras el disparo (en ese sentido Maupassant es el mejor de los suicidas), esta última vía es la mejor. Saludos.
No acabe con su vía.
Al fin y al cabo las vías
son los ríos que van a dar a la mar,
mueren solas en un andén
tras vaciar su hotel
de pasajeros irreverentes
que aun dejando el pálpito
latente
difíciles son de sustituir
pese al ansia grata de huir
y confundirse entre la gente
Señor Álex Nortub, sirva mi chapucera evocación para sumarme con devoción al futuro que le espera mas no encuentre en mí palabra que incite su evaporación de la intrigante blogosfera. Morir ya se hacía bajo los puentes del Sena, pero hallando buen hotel por qué seguir bebiendo fuera.
no, no, no nos moverán! no, no nos moverán!
del hotel junto a la vía
no nos moverán.
si Álex nos escucha, no nos echará
mojados de la ducha, no nos sacará
si pagamos nuestras cuentas
no nos moverá
no, no, no nos moverá! no, no, no nos moverá!
Y de nuestra habitación
no nos echará
reunidos en e l pasillo, no, no, no nos evacuará!
contemplando todos sus cuadros, no, no, no nos moverá!
y este hotel maravilloso
no lo venderá, no lo venderá!
Creo que la primera opcíón será bastante dificil de realizar. La segunda me parece más conveniente.
Entiendo eso del tiempo, es algo que muchos tenemos encima, y cuando este es poco el mantener un blog es dificil.
Un abrazo
No me gusta ninguna de las dos soluciones, el vender el hotel significaría cambiar al director y este es un hotel personalísimo, por lo que ya nada volvería a ser igual (es decir el hotel tendría el mismo nombre, pero sería otro muy distinto). Lo del blog del suicida, tampoco creo que sea una buena solución porque si el problema es de tiempo para actualizar el blog, imagínate la de tiempo que te llevaría crear entradas infinitas para todas las semanas del futuro antes de suicidarte... Me parece que no te suicidarías nunca...
Por favor, no cierres el hotel y ni se te ocurra venderlo, tampoco hace falta que lo abras todos los días, hasta con una actualización al mes me conformaría.
Un abrazo
Tiene narices que por falta de tiempo, nos quedemos sin espacio. Pss...Más que matar tu blog, habría que matar los relojes, como dijo Aute.
Pili R.
Soy un coleccionista de Hoteles. ¿Cuánto me pides? Te ofrezco para empezar a pujar 50.000 piedras de río y un libro, un vaso de cerveza y un traje lleno de botones.
El tema de las llaves-claves me interesa bastante; pero, créeme, tendrías que estar conmigo un tiempo para que los clientes no te echaran de menos, para que tú no te echaras de menos. Ahora bien, ya cuando ellos se hiciesen a la idea entonces sí podrías desaparecer, querido Álex, porque el ser humano es esclavo de su rutina. (Por cierto, ¿conoces "Estética de la desaparición" de Virilio? ¿Sabes que podemos ausentarnos estando presente?).
Créeme: como nunca podría dirigir este "Hotel" tan bien como tú terminarías por ofenderte y, sobre todo, por desear volver a escribir en tu casa, que es ésta. No conviertas el "Hotel junto a la vía" en un "Hotelucho sobre el puente" o en alguien que quiere echar el "Hotel a las vías del tren" que es lo mismo que tirarse a la piscina llena de cocodrilos.
¿Es tan grande la crisis económica que no hay clientes suficientes que llenen todos los días las habitaciones del ego, la amistad y el tiempo?
Yo, al menos, ¿seguiría teniendo mi habitación reservada? ¿Has pensado en toda esa gente que trabaja contigo en el Hotel y que depende de ese sueldo, cocineros, servicio, botones, camareros, bailarinas, artistas del hambre...?
Ten por seguro que a pesar de compartir este "Hotel junto a la vía" con "Hotel Kafka", otro hotel, quiero seguir hospedándome en este. Cada uno de los dos me da cuanto necesito.
Mejor paremos los relojes del hotel. Que no pase el tiempo entre sus paredes.
Saludos.
El tiempo creyó que le intentaban asesinar en el país de las maravillas y desde entonces siempre son las seis de la tarde para el sombrerero. no me parece esta mala opción. constantemente las seis de la tarde ... tic tac tic tac ... y untar cpm mantequilla las manecillas del reloj para que no adelante ni atrase ...
Dispara...para luego resucitar...
Parece que llegué tarde. Pero viendo el lado positivo, puedo volver hacía atrás. Una lectura regresiva que me lleve al inicio. Quizás sea el huésped más afortunado. Él único que tiene una habitación caliente para rato.
Saludos.
Me pregunto qué significa el "estrümd dim tart em dermtümd", que aparece al final del post.
Pili R. (Desde la Habitación 401; A las 6 de la tarde)
estrümd dim tart em dermtümd
eso no es alemán. Finge usted muy bien el alemán, señor Nortub. También podría usted muy fingir su suicidio o fingir que cierra el hotel.
Si ya se ha decidido por alguna opción que sus huéspedes no nos imaginamos, sería de gran regocijo que esa opción incluyese la resurrección, la reapertura, la reencarnación, la reorganización, la reinversión, la restauración, la recalificación o cualquier otro re que se le ocurra.
Estaríamos re-contentos.
Sus huéspedes.
¿Cómo?¿Un cierre? Pero, pero,eso es imposible, acabo de alojarme aquí!
Cansada de tanto trasiego, repleta de equipaje, etc, etc- Le ruego tenga a bien esperar unos meses y abandone su postura egoísta. Si luego sigue pensando en el egocentrismo de suicidarse:R.I.P.
(Siempre puede abrir otro hotel en cualquier lugar del mundo)
Besos
P.S.: Llegué aquí recopilando info sobre Javier Marías.
vaya yo que acabo de darme cuenta qué vivimos en la misma ciudad, no sabía que el hotel junto a la vía era tuyo. De todos modos si que cerrarlo que sea a lo grande, es decir prestándomelo para montar un manicomio, es un negocio rentable...
un abrazo
K.
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