lunes, 16 de febrero de 2009

La acción transcurre

Pintura de David Huffman
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La acción transcurre en un paraje llano y desolado. Una carretera comarcal. A lo lejos, en el horizonte, un hombre que se acerca despacio. Cuando está a unos metros de mí, me saluda. Es entonces cuando le reconozco.

- Hola, Álex!

- Hola, Ernesto…pero…vaya…si creí que habías muerto!

- Pues no. Casi, pero no.

- ¿Y qué haces por aquí?

- Vengo a ayudaros con vuestro problema, Álex.

- Ya… ¿Qué problema?

- El único problema que tenéis.

- Ya… ¿Y quienes lo tenemos?

- Los que necesitáis mi ayuda.

- Ya…vaya…pues me alegro de verte y de saber que te encuentras bien.

- Yo me encuentro bien, Álex. Pero vosotros tenéis un problema.

- Sí, Ernesto, ya me lo has dicho. Pero la verdad es que no sé de qué problema me hablas.

- Claro que lo sabes, Álex. Sólo tienes que pensar un poco. Piensa. Piensa un poco.

- Ya…ya pienso, pero no se me ocurre nada.

- Piensa, Álex. Piensa un poco más.

- De verdad te lo digo, Ernesto, pienso pero no se me ocurre ningún problema en el que pensar.

- No te preocupes, yo te ayudaré de todos modos. Para eso he venido.

Tras esta última frase me despierto. El sueño ha sido tan real que, por unos segundos, todavía medio dormido, creo haber estado charlando con mi amigo Ernesto. Es una sensación muy extraña la de sentir que acabo de estar charlando con Ernesto, porque entonces recuerdo, con cierta conmoción, que mi amigo murió hace más de un año y que, aunque siempre lo olvido, este sueño se repite desde entonces con cierta frecuencia.

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Pintura de Walton Ford

3 comentarios:

39escalones dijo...

Inquietante. ¿Qué problema será? El de todos, supongo.
Saludos.

Anónimo dijo...

Ayer te vi en la librería Documenta del Barrio Gótico, detrás del edificio chino con un Caixa Sabadell en la planta baja.

Hojeabas Vacío y plenitud, un tratado de pintura china de la editorial Siruela. Estabas ojeroso. Supongo que por ese sueño tan enigmático con tu amigo Ernesto. A lo mejor buscabas la aclaración a sus palabras en ese libro.

Yo hojeaba un ejemplar del Zar Saltán de Pushkin ilustrado por Zvorykin. A pocos metros de sus ojeras, señor Nortub.

Mira que pasea usted por Barcelona. No comprendo cómo con tanto paseo no tiene usted sueños más placenteros

Anónimo dijo...

Pasear y soñar no siempre van de la mano. El paseo y el sueño no siempre tienen dueño. Señorita Estibalizes, por lo que veo o por lo que usted ve, parece pasear tanto o más que yo.
Sólo decirle que eso es muy sano, para el cuerpo, para el alma, e incluso para el sueño. Pero deje de seguirme. Lo digo por su bien. No crea que no la vi allí, agazapada, tras el Zar Saltán de Pushkin, a pocos metros de mis orejas. Pero no me gusta que me observen, y menos aún que me sigan por media ciudad. Me da usted miedo. La proxima vez llamaré a los mosssos.