Hay noches en las que todo me resulta tan extraño que hasta el más mínimo objeto logra sorprenderme. Hay noches en las que me fijo de manera enfermiza en lo que me rodea. En esta cama en la que permanezco tumbado, el los pliegues de estas sábanas que cubren mi cuerpo, en estas teclas que aprieto sin ritmo, en la bombilla del flexo, desnuda, irradiando esta luz que molesta a mis pupilas cuando la observan con fijeza. Hay noches así. Y cada vez son más frecuentes. Cada vez, con más frecuencia, anochezco ensimismado ¿Debería preocuparme? Esto me lo pregunto siempre cuando llega una de estas noches y ya estoy en la cama, medio dormido, en la duermevela, dormido a medias, en la duermevela, en ese momento en el que, en la oscuridad, se forman pequeñas imágenes difíciles de retener, imágenes que se me escapan sin remedio. Rostros. Paisajes. Objetos aglomerados. Pequeñas imágenes difíciles de retener, imágenes que se me escapan sin remedio. Emergen para zambullirse poco después en la negrura. Las veo llegar y cuando creo que han de concretarse, que han de fijarse por fin en la penumbra, vuelven a desvanecerse. Así una y otra vez. Sin ritmo. Llegan cuando les place. En la oscuridad. En mitad de la noche. Les place a menudo cuando estoy medio dormido, en la duermevela. Me siento caer. Profundo. Un instante. Súbito. Imprevisto. Me despierto entonces. Para regresar enseguida a la duermevela, dormido a medias. Dando vueltas como una lagartija domesticada. Como un lagarto verde esmeralda que dormita en su guarida. Mi piel cubierta de escamas. Que sueñan conmigo. Quieren transformarme. Y me doy media vuelta porque este lado de la almohada se ha calentado. Y lo prefiero algo más fresco. Y no dejo de pensar en ti. Y escucho latir mi corazón. Como un tambor averiado. Destensado. Flojo. Que suena a ritmo de free-jazz. Libre. Jazz. Libre. Jazz. Libre. Jazz. Entonces sé que no soy libre, ni soy jazz, ni me podré dormir hasta que tú, que ahora lees estas líneas, me dejes en paz.
domingo, 8 de febrero de 2009
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6 comentarios:
no quiero ser responsable de provocar tu insomnio, pero no voy a dejarte en paz, seguiré leyendo este hotel junto a la vía...
¿Das tu permiso para que haga un comentario sobre "Una mala noche la tiene cualquiera?.Más que un comentario,uno o dos proverbios.Saludos, Buenas noches.
Bueno, la responsabilidad de tener un Hotel junto a la vía es que debe estar abierto, con los ojos como búhos y el vaso de ron lleno.
Pero está bien descansar, siempre y cuando regreses.
Seguro que sabes que los defines duermen parcialmente, primero la parte derecha de su cerebro, luego la izquierda. Pues eso....
Good night
Yo tengo que acudir a algo ya escrito,
no soy tan fabulosa y genial como entrenomadas cuyo BLOG me encanta.
Los Hoteles tienen que estar abiertos,de acuerdo¡Pero eso de no ver casi nunca al Propietario.....Aunque cuando pasa se muevan los visillos......
Es buenísimo este post. La parte del lagarto verde esmeralda no tiene precio. Y encima domesticado. Oh! (là là).
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