sábado, 26 de junio de 2010

AQUELLAS LEJANAS PESADILLAS ELECTRÓNICAS




Encendía el ordenador con el dedo índice. Apretando el botón central. Qué moderno era. Hubo un tiempo en que los ordenadores eran algo muy moderno. De lo más moderno. No había nada más moderno que un ordenador por aquel entonces. Con todos aquellos botones. Todas aquellas luces. Eran modernos los cabrones. Aquellos ordenadores que no había quien los moviese a pulso. Hacían falta cuerdas y poleas. Ordenadores que ocupaban una habitación. Pero así se encendían, pulsando un botón con el dedo índice. No hacía falta más. Lo apretabas y aquello empezaba a rugir. Como un tigre. Nunca me acostumbré. Cada vez que lo encendía daba un salto al escucharlo. Como rugía el cabrón. Parecía que iba a engullirme. De un mordisco. Sin apenas masticarme. Ñam. Glup. Para adentro. Llegue a tener muchas pesadillas. El ordenador me perseguía por un pasillo interminable. Yo corría. No avanzaba. Corría y corría pero no avanzaba. Un pie tras otro. Zancadas interminables. Y detrás el ordenador. Con sus fauces electrónicas. Ñam, ñam. Hambriento. Relamiéndose. Pisándome los talones. Se acercaba. Ah. Sí. Cuando iba a alcanzarme me despertaba. Siempre se repetía la misma pesadilla. Una noche tras otra. El ordenador. Hambriento. Tras de mí. Babeando. Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah! Sí! Qué mal llegué a pasarlo por culpa de aquel ordenador asesino. Qué mal! No quiero recordarlo. Prefiero no hacerlo. Pero es inevitable. Me asalta. Aunque no quiera. Cuando voy a comprar el pan. Cuando estoy en la cola del banco. Cuando veo un locutorio. El ordenador. Con sus luces. Con sus teclas. Con todas su maravillas. Allí. Al otro lado. De la pantalla. Ñam, ñam. Se relamía. Pero ya no. Los ordenadores ya no son lo que eran. Todo el mundo tiene ahora un ordenador. Todo el mundo usa su correo electrónico. Todo el mundo chatea con todo el mundo. Y ponen caritas. Y sonrisas. Y muecas. Y gestos irresistibles. J. L. Y todo está bien. Así. Con caras que lo hacen todo comprensible. Sin ellas el mundo se acabaría. No habría luz. Sin las caras. Ya no. Las pesadillas de los ordenadores se harían con el poder. Las tinieblas se nos echarían encima. En cualquier momento.
-          ¿No tienes hambre?
-          No. Hoy no.
-          ¿Tal vez mañana?
-          Tampoco





3 comentarios:

Natalie Sève dijo...

Deux ex machina again...

Gracias por el reporte del encuentro con Vila Matas, tenía muchas ganas de ir pero no pude y por medio de tus líneas y el bumbum de tu pie me enteré..
un abrazo

ÁLEX NORTUB dijo...

Me alegro de que por mis líneas y mi bumbum te hayas enterado. Hice lo que pude.
Un abrazo, Natalie.

39escalones dijo...

El hombre creó al ordenador a su imagen y semejanza. ¿O fue al revés?
Saludos