Imagen de la película de David Lynch El hombre Elefante
Debo conseguir unas muletas para mañana.
He hablado con un amigo que me dice que algo podrá encontrar.
Eso espero.
Es uno de esos amigos que nunca te defraudan.
Debo conseguir algo con lo que ayudarme a caminar y así acudir mañana al café SALAMBÓ (c/ Torrijos 51, Barcelona), a las 19.30h, a la presentación de Dublinesca, la última novela de Enrique Vila- Matas.
Parece que primero Eduard Fernández leerá fragmentos del libro y después conversarán Javier Arguello y Enrique Vila-Matas sobre la novela.
Debo conseguirlo.
No me lo perdería por nada del mundo.
También podría arrastrarme hasta allí.
Claro que lo haría.
Pero espero la respuesta de mi amigo.
¿Cuántos cojos puede haber en una presentación de Vila-Matas?
Si mañana acuden al café Salambó y ven a un cojo allí, ese soy yo.
13 comentarios:
Que consigas las muletas y disfrutes de la presentación, VM nunca decepciona.
Disfruta de esa presentación.
Saludicos.
Acaba de llamarme mi amigo... ¡Ya tengo muleeetas!
Bieeeen!
Allí estaré,
disfrutando!
Bueno, a disfrutar la presentación hombre, que no hay mal que por bien no venga.
Un beso
Yo intentare ir , un tipo con muletas, vale, si te veo te saludo.
Disfrutaré seguro, Pescadora de Perlas. Un beso.
De acuerdo, Francis, pero podías llevar un clavel en la solapa y si te veo antes, te saludo yo. Bueno, he dicho un clavel, pero bien podría ser otra cosa... un gato en la cabeza, así no habría duda.
Nos vemos.
Me alegra que consiguieras las muletas.
Feliz travesía,
k
Gracias, K.
También yo me alegro de haber conseguido las muletas. Pero si no hubiera sido así me hubiese convertido en serpiente, hubiera reptado hasta allí por las aceras de Barcelona. Seguro.
Vaya, Àlex, qué sorpresa que andes (o reptes :) por aquí. Con un poco de suerte será un placer conocerte esta tarde in person.
Seguro que nos conocemos, Elena. Si ves a alguien reptando ese soy yo. Y cuidado con pisarme. Gracias.
No te vi , bisque una muleta pero habia mucha gente.
Sí, había mucha gente.Yo estaba en el suelo, reptando hasta que me senté allí abajo.
Siempre quise conocer al hombre elefante. Tan cortés, tan lynch.
A usted también, señor Nortub, también siempre quise conocerlo.
Y a Vila-Matas, por qué no.
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