lunes, 26 de enero de 2009

Fragmentos de conferencias fallidas (I): El culo en la Historia del Arte

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Tengo un cajón. Bueno, decir que tengo un cajón es inexacto, en realidad tengo varios cajones que forman parte de un mueble, pero tengo un cajón en el que guardo mis conferencias fallidas, aquellas que no he logrado impartir. Son muchas, quizá un par de cientos. De vez en cuando abro el cajón y ojeo alguna de esas conferencias fallidas que no he logrado impartir. No lo hago muy de vez en cuando, pero de vez en cuando lo hago. Y cuando lo hago, cuando abro el cajón y ojeo alguna de esas conferencias fallidas que no he logrado impartir, me echo a temblar.

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FRAGMENTO DE UNA CONFERENCIA SOBRE EL CULO EN LA HISTORIA DEL ARTE:

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“Desde la pinturas rupestres hasta las nuevas tecnologías, en la historia del arte abundan las imágenes en las que el culo tiene un gran protagonismo. Protagonismo, sin duda alguna, a mi entender, más que merecido, pues no ocultaré que me considero un gran defensor del culo. Hay otras partes del cuerpo humano que destilan gran belleza, pero donde esté la maravillosa geometría de un buen par de nalgas, que se quiten esas otras muchas partes del cuerpo humano que destilan gran belleza. Mentiría si no dijese que, como gran amante y defensor del culo, creo que hay uno que está muy por encima del resto de los culos. Sí, señoras y señores, como pueden contemplar en la diapositiva que se proyecta a mi espalda, se trata de un culo magnífico, un trasero sin igual, el culo de La Venus del espejo, cuadro pintado por Velázquez hacia 1646. Este culo resplandeciente, rotundo, redondeado y de tersa apariencia, retratado con genial maestría por el pintor sevillano, es mi culo preferido en toda la historia del arte. Y esta preferencia, en detrimento de otros culos de enorme belleza y valor artístico, se remonta a mi adolescencia, cuando, en el transcurso de un viaje de estudios a Londres con los Padres Escolapios, visité la Tate Gallery. Fue al contemplar en aquel museo el cuadro pintado por Velázquez hacia 1646, cuando me enamoré del culo de La Venus del espejo. El magnífico trasero penetró de manera fulminante en mis retinas y se dirigió después a mi cerebro para instalarse allí y no abandonarlo jamás. Nada más ver aquel culo sentí un calor inmenso que invadía todo mi cuerpo. Al instante sentí también como algo se endurecía en mi entrepierna. Y fue tal la presión que, señoras y señores, tras contemplar durante veinte minutos aquel delicioso trasero, no tuve más remedio que acudir a los aseos del museo para, una vez allí, encerrado, en silencio, con la imagen de aquel culo resplandeciente, rotundo, redondeado y de tersa apariencia grabada en mi mente, hacer lo que un adolescente debiera hacer siempre en estos casos.”



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues sinceramente a mi no me importaría leer todas tus conferencias "fallidas".Desde luego la primera GENIAL.Saludos

Anónimo dijo...

Gracias, Carmen. Thank you very much.

Álex.