viernes, 19 de diciembre de 2008

ESPACIO DE ARTISTA (VII): Paul Delvaux


Paul Delvaux (1897-1994)
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Había una cosa que el pintor belga Paul Delvaux detestaba por encima de cualquier otra cosa. Podría escribir que en realidad era la única cosa que detestaba. Podría escribirlo y lo escribo. Tan sólo detestaba una cosa. Detestaba las mangas de las camisas, o, lo que viene a ser lo mismo, detestaba las camisas con mangas. Cuando pintaba necesitaba tener sus pálidos brazos al aire. Menos su reloj, todo le molestaba en sus extremidades cuando se ponía manos a la obra. Por esta razón no utilizaba jersey o chaqueta o prenda de abrigo alguna mientras estaba en su estudio. Aunque hiciese un frío glacial, se empeñó siempre en pintar con sus pálidos brazos al aire. Llegó incluso a arrancar, ante la mirada incrédula de su mujer, las mangas de las camisas recién compradas. Tras pasar toda su vida pintando con los brazos al aire, murió a causa de una fulminante neumonía el 20 de julio de 1994. Mucho antes, a principios de la década de los treinta, fue cuando Paul Delvaux se topó con los motivos que inspirarían gran parte de su obra. Fue en la Feria de Bruselas. Feria en la que un museo de curiosidades médicas, llamado Museo Spitzner, tenía un stand que dejó pasmado al pintor belga. Se trataba de un stand en el que se mostraban varios esqueletos y una figura mecánica de Venus. Se mostraban en un insólito escaparate con cortinas de terciopelo rojo. Cortinas de una suavidad sin igual que maravillaron al pintor. Así que desde entonces y hasta el final de sus días, Paul Delvaux coleccionó esqueletos y permaneció obsesionado por la figura de Venus, tal y como puede verse en sus pinturas, repletas de mujeres desnudas, hipnotizadas, que deambulan por inquietantes espacios oníricos. Además, un día del gélido invierno de 1943, con sus pálidos brazos al aire y la incrédula mirada de su mujer observando la escena, colocó unas cortinas de terciopelo rojo en todas y cada una de las ventanas que había en su estudio. Tras colocarlas se echó una siesta.


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La ciudad dormida

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1 comentario:

Arpon Files dijo...

Un pintor surrealista de lo mejor... (Y)